BAJO LA ALFOMBRA
13 de marzo - 2023

Por Edgardo Cabrera

Pareciera que Lorena Cuéllar quiere esconder bajo la alfombra sus malas decisiones al integrar un pésimo gabinete donde, salvo contadas excepciones, la gran mayoría llegaron con un apetito voraz por los negocios y las transas.

De ahí se explica por qué una serie de cambios realizados a su gabinete legal y ampliado se han mantenido ocultos.

Es el caso de la Universidad Politécnica de Tlaxcala, donde el sobrino de Beatriz Paredes fue corrido de la rectoría donde se encontraba despachando desde la administración de Marco Mena. 

La salida de Padilla se dio en completo sigilo, por lo que, lastimado en su ego, el removido maquiló un video mediante el cual se echó porras, y prácticamente se autocalificó como el mejor directivo que ha tenido esa institución.

En su lugar fue impuesto Marco Antonio Castillo quien se encontraba al frente de la Universidad Tecnológica de Tlaxcala, que vale decir, dicha escuela tampoco figuró ni destacó durante el paso de este personaje morenista en la era de la Triste Historia. El nuevo titular de la UPTx está identificado como alfil del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, quien sigue afianzando así posiciones en el gobierno y el poder tras el trono.

El sobrino de Beatriz fue degradado como coordinador del Conalep, donde su posibilidad de maniobrar políticamente se reduce.

DISTINTOS RASEROS 

Otro que también salió en medio de la opacidad, fue Ignacio López Sánchez, identificado como beatricista, y quien ascendió en los primeros meses del gobierno de Cuéllar al rango de secretario del Trabajo, tras el desmantelamiento del Sepuede-Icatlax del cual era director en el instituto de capacitación.

Es un lugar fue un puesto el expresidente de la Coparmex, Noé Altamirano, de quien no hubo mayor referencia de las razones para colocarlo. Como en el caso de la UPTx, tampoco hubo un comunicado que informara del ajuste y del perfil de quien llegó al cargo.

Para Cuéllar hay distintos raseros para medir, ya que al justificar el cambio en la Secretaría del Trabajo, en uno de los medios oficialistas se asegura que fue derivado de la evaluación anual que se hizo desde el área de planeación, bajo ese mismo criterio más de la mitad del gabinete tendría que haber sido sustituido empezando por los secretarios de Gobierno y Educación y la de Comunicación Social, cuyos errores le han costado a Tlaxcala millones de pesos del presupuesto, muertes, ingobernabilidad, inseguridad y el ridículo nacional.

Otro que también tendría que haber sido corrido es el que está a cargo del Cobat donde ahora se le sumaron a su larga lista de quejas y denuncias, el señalamiento directo de alumnas y maestras quienes el 8 de marzo lo exhibieron en los muros de la vergüenza colocados por la mandamás.

En eso de los raseros hay que señalar que los nuevos nombramientos no ameritaron fanfarrias porras y homenajes como en el caso de Celaya en la Secretaría de Seguridad, quizá ya aprendieron que esas acciones son completamente ridículas cuando al cabo de los días esos personajes son los primeros en exhibir su incompetencia.

POR CIERTO

En estos cambios que se mantienen ocultos, hay señalamientos de algunas anomalías cometidas, o de plano, porque dejaron en ridículo a su patrona, como en el caso de aquellas pantallas que no funcionaron en el primer informe de gobierno, y que también fallaron durante el balance anual de la presidenta del DIF, hija de la mandamás, y es que trasciende que la empresa contratada es parte de un negocio creado al amparo del poder y las influencias de ahí su degradación.