24 de febrero - 2023

Ante la serie de tropiezos, errores, ocurrencias y acciones gubernamentales a contentillo, recientemente alguien me preguntó ¿quién gobierna Tlaxcala?, y agregó a su cuestionamiento: “es claro que Lorena no”.
Y la duda razonable se deriva de lo ocurrido en las últimas semanas tras la llegada del quinto titular de Seguridad en menos de año y medio. La nueva adquisición ha metido sus manos en todo lo que puede, no por nada ya se peleó con medio gabinete, porque lo mismo quiere realizar tareas de procurador que de comisionado ejecutivo de seguridad, de director de policía municipal que, de gobernación, también de diputado, delegado de la FGR, consultor, defensor de derechos humanos, periodista, feminista y ahora de especialista en monumentos históricos.
Fue el autor del decreto “bala”, ese que autoriza la fuerza letal contra el pueblo que linche o intente linchar; es el mismo que fabricó delitos y delincuentes desde su primera semana de labores -así quedó constancia con la liberación del Neri-; y ahora se metió dentro de un gris Consejo que supuestamente protege y salvaguarda al ex convenio de San Francisco, declarado patrimonio cultural de la humanidad por la UNESCO en el gobierno de Mena.
El miércoles se reunieron para crear un manifiesto para proteger de las mujeres los monumentos, sí, así como lo lee, los motiva la conmemoración del día internacional de las mujeres el 8 de Marzo, y su “preocupación” es que no dañen los edificios por quieren un “pacto de civilidad”, entre pueblo y gobierno. Mañosamente dicen que actúan a petición de la Canirac, cuyo presidente es primo de la secretaria de Turismo, miembros de la oligarquía de los Zamora.
COMO EL DECRETO BALA
La mafufada (al igual que el decreto bala concebido por el funcionario cuya esposa tiene nexos con el sentenciado Genaro García Luna) criminaliza y estigmatiza el movimiento, igualito que hicieron hace un año cuando en la víspera de la marcha Lorena Cuéllarhizo un desafortunado video pidiendo a su género “respetar y no dañar los edificios”, acto seguido, ordenó barricadas. Quienes le sugirieron la idea, siguen operando la incomunicación social y gobernación.
A la fecha ninguna organización se ha pronunciado ni anunciado qué harán ese día en Tlaxcala, ¿qué pasaría si no salen a las calles?, el mensaje sería lapidario para la Triste Historia.
Pero si salen y lo hacen en silencio, o si anuncian un paro estatal, si van por un boicot, si anuncian una demanda colectiva ante instancias internacionales, en fin, NO SE SABE.
Pero aún más. Qué pasaría si Cuéllar sale a marchar, como se lo sugirieron, incluso fueron a Puebla a buscar organizaciones para acompañar su tinglado, las que por cierto le dieron un NO de respuesta. Por cierto, sabrá la mandamás ¿qué es una marcha de protesta?, porque estaría marchando contra su propio gobierno, ya que una marcha no es un desfile con globitos rosas, menos un mitin político y tampoco una verbena.
Y de nuevo la pregunta inicial: ¿quién gobierna Tlaxcala?, porque es claro que quien cobra como ejecutiva podría estar presionada, manipulada o influenciada por agentes externos y fuertes compromisos de campaña, ¡igual y no!, también puede ser que todo sea producto, efectivamente, de una sola persona con pésimas decisiones para integrar un gabinete, negada a reconocer errores y con temor por recomponer, aunque eso implique borrón y cuenta nueva.
