Por Edgardo Cabrera

La Fiscalía General de la República, a diferencia de la Procuraduría General de Justicia del Estado, dejó desde hace mucho el protagonismo para dedicarse a hacer su chamba, por ello llamó la atención que la gobernadora Cuéllar visibilizara al nuevo delegado, Rafael Contreras tras su llegada a la entidad.

La rotación de los delegados es constante, a efecto de no generar compromisos; también sus llegadas se hacen con sigilo y solo en protocolos privados con las autoridades estatales, la reserva es fundamental dado los temas de investigación que realizan.

Sin embargo, el gobierno estatal y su área de comunicación confunden la gimnasia con la magnesia, al difundir el rostro del funcionario lo pusieron en riesgo frente a la delincuencia, porque ellos sí, andan detrás de varias redes de delincuencia organizada, aunque luego las detenciones se las plagie el gobierno estatal para hacer caravana con sombrero ajeno.

Y no solo expusieron al funcionario federal, sino hasta estuvo en riesgo de contagio de COVID, porque esa misma noche la mandataria anunció en redes sociales que dio positivo al coronavirus.

Todo lo anterior viene a cuento, porque el lunes en la reunión de seguridad interinstitucional quedó en claro que el nuevo delegado vino a trabajar, no a la pose, de entrada, en la mesa de trabajo el reconocimiento de autoridad fue solo a dos: a la gobernadora y al presidente municipal de Tlaxcala, y así debía ser, ambos representan dos niveles de gobierno, algo que, por cierto, ofendió al que despacha en la secretaría de gobierno.

Y es que a nivel federal tienen clara la radiografía, la fiscalía tiene abierta varias investigaciones contra el que fue secretario de Seguridad estatal, Alfredo Álvarez Valenzuela, el mismo que dejó escapar la administración de Cuéllar cuando iban a ejecutar una orden de aprehensión, y también tienen claras las incongruencias que al siguiente día dijeron al dar un intento de explicación del bochornoso caso.  

Por cierto, el enviado a Tlaxcala estaba a cargo de la coordinación de delegaciones de FGR, y su llegada es por designación directa del fiscal general, que vale decir, no ha permitido que los gobernadores y gobernadoras metan sus manos ya que, como en el pasado, más de uno ha pretendido poner a sus afines en los puestos para tratar de controlar la labor de la dependencia.

¿GRACIAS? 

Las y los titulares de organismos autónomos y de los poderes de gobierno se equivocan cuando agradecen al ejecutivo la autonomía de la que “gozan”, también olvidan que son pares, en el caso del legislativo y judicial.

La autonomía no es un favor ni una graciosa concesión del titular del ejecutivo en turno, es una facultad consagrada en la constitución, y eso parecen olvidarlo, así fue concebida la existencia de los organismos y de los poderes para darle equilibrio al poder.

Y es que resulta que, a colación del primer informe de la titular de la CEDH, Jackeline Ordóñez expresó su agradecimiento a la mandataria estatal por la autonomía de la que goza el organismo, también aplaudió que el ejecutivo acepte las recomendaciones en su contra, cuando, se trata de una obligación que luego tratan de esquivar.

Por lo demás, el informe de la presidenta fue claro y preciso, en cuanto al número de recomendaciones, capacitación y el anuncio de la remodelación de la sede estatal que después de 20 años no ha tenido una remodelación a profundidad.

A diferencia de su antecesor, el rezago de expedientes ha venido en franco descenso, de más de 70 por ciento, así como la mayor demanda de atención por parte de los ciudadanos ya que se viene ganando confianza de nuevo en su labor.