Prohibido prohibir 
14 de junio - 2022

Por Fernando Tamayo

En días pasados se dio una resolución judicial en la CDMX a través de la cual un juez federal otorgó la suspensión definitiva tras interponerse un amparo de la Asociación Civil “Justicia Justa” prohibiendo la realización de corridas de toros en la Plaza México.

Lo anterior genera varias aristas, no solo para el mundo taurino, sino también para la economía y biodiversidad que el mundo del toro abarca.

Pensar que la tauromaquia se circunscribe únicamente a darle muerte a un toro es una visión limitada de lo que ello implica. Para un Estado como Tlaxcala que es uno de los que cuenta con el mayor número de ganaderías y con la declaración a la fiesta de los toros como Patrimonio Inmaterial de la Entidad, lo ocurrido en la CDMX no puede pasar inadvertido.

Miguel Alemán Magnani alguna vez señaló “Al que le gusten los toros que vaya a la plaza y al que no le gusten, que no vaya”, cuando en algún momento se intentó en la propia capital del país prohibir esta actividad.

Y es que no solo se trata del gusto de algunos de acudir a una corrida de toros, sino de entender lo que la tauromaquia representa y lo que otorga. Si bien es cierto pudiese pensarse que la muerte de un astado en un ruedo es algo “grotesco” depende desde el cristal con que se mire, dado que bajo esta tesitura, tendríamos que prohibir otras actividades donde se maltratan animales de una manera peor. 

Lo ocurrido con la Plaza México no se puede dejar pasar, no se trata de la defensa de los animales, que por cierto son reproducidos y criados ex profeso para dicha situación, limitar en su totalidad la actividad taurina corresponde, por ende, eliminar los encastes y el desarrollo y reproducción del toro de lidia, vaya situación.

Se trata pues de prohibir a una minoría gozar de una actividad que aporta en mucho a las costumbres, tradiciones, economía y desarrollo del país. Prohibir la tauromaquia es un atentado a la libertad en un país que se dice democrático.

Debemos respetar los fines y acciones de toda asociación civil y el punto de vista de los antitaurinos, de la misma manera y con la misma fuerza en que ellos deben respetar el derecho a elegir de parte de aquellos que gustan de las corridas de toros, máxime cuando estos movimientos “en boga” sustentan sus argumentos sin el conocimiento suficiente respecto de lo que es la tauromaquia.

No solo se trata de garantizar el correcto desarrollo de todo ser vivo, sino de no violentar el derecho de libertad de todo hombre que se encuentra expresamente señalado, no en la Constitución de la CDMX sino en la Carta Magna y en los Tratados Internacionales de los que México forma parte. Esperemos que por el bien de todos, los tribunales de alzada puedan de una buena vez resolver estas discrepancias y la fiesta brava vuelva al Coloso de Insurgentes para reactivar la economía que hoy más que nunca se encuentra lacerada. Al tiempo.

Desde la barrera 

Y hablando de situaciones “en boga” a pesar de que faltan cerca de 2 años para la renovación de la Presidencia de la República, el Partido en el Poder ha echado a sus “corcholatas” para darles paso a una disputa interna a efecto de elegir a su abanderado. La estrategia y la designación solo la conoce el Presidente. 

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