19 de abril - 2022
Por Edgardo Cabrera
La urgencia por recomponer la imagen de un gobierno que ha cometido tropiezo tras tropiezo se convirtió en desesperación, y al igual que la limpia del zócalo por la protesta feminista, aquella marcha “proAMLO” y la consulta de Revocación de Mandato, de nueva cuenta los burócratas son la carne de cañón.
Su reciente ocurrencia, que además trastoca los derechos humanos y laborales, se trata de una “estrategia digital” concebida desde Comunicación Social, que no se trata más que de una burda granja de bots para echarle porras a la gobernadora y descalificar a los críticos.
No solo es falta de ingenio, sino de una mediocre mentalidad, con la que, de nueva cuenta, engañan a Cuéllar, y la realidad es que eso parece gustarle, vivir de la simulación y de que personajes poco preparados, lo mismo le sirvan de perchero, que le soplen al oído estupideces.
La semana pasada fue presentada a dependencias la mentada “estrategia digital”, al verse descubiertos ya trabajan cómo negarlo; en los hechos, hay molestia porque no solamente es una invasión a su privacidad, sino que quienes no tienen cuenta en Facebook, Twitter o Instagram, son obligados a crearlas y entregar un reporte de su actividad.
Las “cinco fases” que en realidad son seis (hasta en eso son torpes), consisten en el control de las redes sociales de empleados de primer nivel, confianza y honorarios, y las presiones ya comenzaron desde la Función Pública.
El resultado es bastante previsible, se trata de nutrir el ego, quieren que la señora tenga “hartos” comentarios positivos y que repliquen sus sosos mensajes, que la llenen de corazones y flores. Ese mismo ejército insultará y amenazará a sus detractores, es, en suma, hacerse tontos ellos mismos.
NEPOTISMO
Tanto criticaron a los priístas y se rasgaron las vestiduras, hablaron de nepotismo cuando Mariano González Zarur les dio a sus hijos parcelas de poder en su gobierno: la hija fue presidenta del DIF estatal, y Marianito, si bien no tenía cargo público, era uno de los principales operadores políticos de su papá.
Hoy que están en la misma silla, actúan igual o peor. Lo anterior viene a razón de que la semana pasada Lorena Cuéllar le creó formalmente un puesto a su otra hija, María Fernanda Espinosa de los Monteros Cuéllar, la impuso como presidenta Honorífica del Comité Consultivo de Bienestar y Desarrollo Social del estado de Tlaxcala, en los hechos, desde el año pasado ya se ostentaba como la encargada de la nueva dependencia.
Aunque la secretaria de Bienestar del estado es María Estela Álvarez Corona, psicóloga de la Fundación de Desarrollo Social, misma de la que es dueña Cuéllar Cisneros, en los hechos la hija es la jefa.
Es lo mismo que ocurre en el DIF estatal, donde si bien hay una directora, la presidenta, que es su otra hija, Mariana Espinosa, es quien realmente toma las decisiones.
En verdad que tanto se parecen al pasado, hasta en los nombres, son y serán priístas, las mismas familias y cacicazgos de siempre, aunque ahora engañen a los bobos pensando que son de la cuarta transformación.