Por Edgardo Cabrera

Los buenos deseos no caben en un gobierno, se trata de hechos y acciones concretas, no palabras huecas que se las lleva el viento, o improvisaciones cargadas de ignorancia.

Lo anterior viene a cuento porque el martes por la noche fueron convocados al Centro Expositor de Tlaxcala alcaldes y diputados locales para exponerles los “programas del gobierno estatal”, una reunión que pareció más atractiva por las bolsas con “totis” que les pusieron en el coffe break, que por el contenido dado.

Ahora entendemos porqué la administración de Lorena está como está, la incompetencia de la mayoría de sus funcionarios es tal que no entienden, siquiera, para qué sirve la dependencia que encabezan, cuáles son los objetivos y la estructura orgánica.

Por ejemplo, el “rockstar” del gabinete, al mismo que le toleran desde denuncias de feministas o el uso del aparato del estado para reprimirlas (al de la juventud lo corrieron ipso facto al ser acusado de abuso sexual), presumió como uno de sus principales objetivos “atender y resolver” los conflictos municipales para darle gobernabilidad al estado, ¡no, pues sí!, ahí están todos los problemas esperando la mínima chispa para estallar.

El que sigue con el título de “encargado” de despacho de la Secretaría de Seguridad Pública aprovechó su intervención para decir lo que a ojos visto está, que la entidad está rebasada por la delincuencia “no lo podemos ocultar”, habría dicho, y claro, cómo ocultar el inicio sangriento de abril con una serie de asesinatos de mujeres, que no quieren ser reconocidos como feminicidios, tan es así que hasta en los boletines de la PGJE se oculta el sexo de las víctimas o se apresuran peritajes de dudosa certeza científica.

Luego vino el reparto de culpas con los alcaldes y alcaldesas invitadas. La mitad de los más de 2 mil policías municipales que existen no están ni certificados, ni calificados; y lo dice un encargado del que se ignora si acreditó los exámenes de control y confianza federales, quizá por ello no lo pueden nombrar titular.

Los datos y el discurso en seguridad no gustaron a la gobernadora, tan es así que lo mandó a callar.

CADENERO DE DISCOTECA

También en la escena entró Gelacio Montiel, secretario particular de la gobernadora, habló de los servicios que proporciona el “despacho”, que incluye, organizarle desayunos, comidas y cenas, reuniones, agendar audiencias y filtrar los accesos (como los cadeneros en los antros y discotecas).

Las interrogantes entre los asistentes no se hicieron esperar: “¿no que expondrían los programas con los que se puede beneficiar a la población?, ¿qué tiene que ver eso?

La cosa no termina ahí, la encargada de la reunión, la secretaria de Políticas Públicas, Gimena Lara hizo su mejor esfuerzo para presentar con power point los programas. A ella no le alcanzó para uno de esos costosos videos que se maquilan a precio de oro con el “amigo” de la Ciudad de México. Dada la hora y el exceso de letras, su exposición sirvió para arrullar a algunos de los asistentes que nunca le encontraron sentido ni orden a la reunión.

Lo que también llamó la atención fue la presencia de las dos hijas de la gobernadora sentadas en el presídium, ¿qué programas manejan ellas?, es más, ¿son funcionarias?

Y mientras intentan explicar lo que deberían de hacer, en los hechos la realidad es el condicionamiento de los programas para que los ayuntamientos se afilien a Morena, o el acarreo de empleados para los mítines en apoyo de la permanencia del presidente López Obrador, como en la Universidad Politécnica de Tlaxcala, y la “movilización” de la burocracia estatal programada para el domingo, día de la consulta de la Revocación de Mandato.