MACHISMO AZUL
13 de agosto - 2021

Por Edgardo Cabrera

Vaya coscorrón que recibieron los varones que andaban como cabras locas en busca de ser dirigentes del PAN estatal.

La cúpula nacional comandada por Marko Cortés determinó que 14 entidades donde se renovará sus presidencias, entre ellas Tlaxcala, lleven mano las mujeres militantes.

La decisión caló en lo más profundo del sentimiento machista del panismo tlaxcalteca, dirán misa, ahora hay quienes incluso “celebran” hipócritamente la inclusión (no les queda de otra), pero en la entidad desde hace cinco décadas no han tenido una mujer al frente del partido.

En los años 70 el cargo lo ocupó Mercedes Padilla, pocos la recuerdan (seguramente muchos no sabían) pero desde esa época a la fecha solamente varones han estado en la presidencia.

Durante la era reciente, los hombres han acaparado la posición, basta revisar las últimas dirigencias, la saliente de José Gilberto Temoltzin, quien sucedió Carlos Carreón.

Antes del diputado federal Carreón, estuvo el hoy morenista Sergio González, y más atrás recordamos a Alberto Jiménez Tecpac, Benjamín Ávila y Adolfo Escobar, antes que ellos, los pleitos intestinos motivaron la desaparición de la dirigencia estatal y el CEN designó delegados, también varones, Miguel Ángel Chávez Zavala y Rogelio Flores.  

En la siguiente posición jerárquica de la dirigencia estatal, la secretaría, los segundos al mando, también han sido varones todos: Miguel Ángel Polvo, Víctor Fernández, Damián Mendoza y Jesús Ángeles Vite, por mencionar a algunos.

Tras la determinación del panismo nacional, más que apludir como focas o celebrar la “igualdad” de género, tendrían que pedir disculpas y sentirse avergonzados por abrirle la puerta a las mujeres solamente por decreto.

A COLACIÓN

Como seguramente saldrán a defenderse o insultar, como acostumbran algunos intolerantes azules, ciertamente sus últimas candidatas a la gubernatura fueron mujeres, Adriana Dávila en dos ocasiones y Minerva Hernández, esta última sacrificada por la alianza en el reciente proceso electoral para darle la posición al PRI con mujer.

A la lista de féminas que han trascendido, recordamos por ejemplo a Aurora Aguilar y Leonor Romero, recientemente a Leti Hernández y Lilia Caritina Olvera, y una larga lista más que aunque tenían méritos propios, llegaron a los cargos “gracias” a la “buena voluntad” o por presiones a sus correligionarios dirigentes o líderes; o porque de plano ya no les quedó de otra por acciones afirmativas.

De ello recordamos la injerencia del entonces presidente de la república, Felipe Calderón para designar a Adriana, por la negativa del gobernador Héctor Ortiz para respaldarla; o recientemente candidaturas que obligatoriamente tuvieron que ceder por orden de las autoridades electorales.

Ahora, de nuevo, no les queda de otra, habrá presidenta aunque no dudamos que mañosamente algunos panistas que encabezan grupo u órganos internos, quieran imponer a esposas, hermanas, novias o comadres, para tratar de manipularlas.