Por Fernando Tamayo

Desde hace un par de años cuando la democracia mexicana logró, de alguna u otra manera, consolidarse las encuestas se convirtieron en la herramienta fundamental para marcar el desarrollo de cada campaña política.

La irrupción de las encuestas en términos electorales se dió en México en la campaña a la Presidencia de la República del año 2000, en aquel momento Vicente Fox las ocupó para generar en l población ese sentido de que el cambio era inminente.

Lamentablemente en la actualidad dichos estudios demoscópicos se han desvirtuado, hoy, cualquier persona pretende realizar algún tipo de ejercicio preelectoral pensando que el mismo marcará la pauta para el día de la elección.

Es tal el grado de simpleza que se busca en una encuesta que hoy en día cualquiera se cree capaz de llevar a cabo dicho estudio y lo peor de todo pretende publicitarlo como si se tratara de una verdad absoluta.

Lo cierto es que dichos trabajos en suma suelen corresponder a los intereses de quienes los contratan y con ellos buscan influir de manera inconsciente con el electorado.

De hecho son tan incongruentes, qué en la mayoría de los casos, hacen ver a todos los candidatos asequibles al poder cuando en la realidad no es de esa manera.

La gota que derrama el vaso es lo publicado por el Universal, diario de mayor circulación en el país, el cual al referirse a las encuestas de Tlaxcala publica sendas pifias que lo único que dan cuenta es que la encuestitis está al por mayor.

Esperemos que pronto la ciudadanía se dé cuenta a donde van sus impuestos y que si en algo no está de acuerdo sobre lo establecido existen mecanismos para expresarlos. Al tiempo.

Desde la barrera

Pese a que se ha señalado una y otra vez por parte de la candidata de la 4 T que lo más importante son los ciudadanos y su salud. La realidad es que ha comenzado a aglomerar gente en sus eventos propagandísticos. Sin duda da cuenta que el poder es el poder. Saludos

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