350 MIL PESOS
8 de abril - 2021

Por Edgardo Cabrera

Alfonso Sánchez Anaya es un personaje que no solo se resiste a dejar de vivir del erario, sino que comparte el “pastel” con su parentela, y por ellos me refiero solamente a su esposa, hijo y nuera.

Lo anterior viene a colación porque en tiempos en los que se crítica el saqueo de la mafia del poder y los excesos que se tuvieron en el pasado, la 4T ve la paja en el ojo ajeno, más no la viga en el propio donde este ex gobernador aparece en la nómina de la Secretaría de Gobernación, su hijo “Ponchito” es el delegado federal de la Secretaría de Gobernación en Tlaxcala, y la nuera fue favorecida en el segundo lugar de la lista de pluris locales de Morena, con grandes posibilidades de pasar al primero en caso de que el ITE lo ordene para garantizar la paridad de género.

La voracidad es tanta del conocido por sus paisanos como “güerito de rancholandia” que su esposa, María del Carmen Ramírez García sigue cobrando en la nómina del gobierno federal un sueldo de 120 mil 448 pesos por un cargo que detenta bajo el título de coordinación para la atención integral de la migración en la frontera sur.

Ponchito, el hijo, y aunque el gobierno de López Obrador dijo que iban a desaparecer los cargos de delegados de dependencias federales, en algunas muy selectas como Gobernación, sigue ese puesto donde cobra la nada despreciable cantidad de 81 mil 34 pesos.

Mientras que el jerarca de la familia privilegiada por la “pobreza franciscana” percibe 149 mil 407 pesos, así aparece Sánchez Anaya en el portal de la Función Pública donde lo ubican como titular de la Unidad de Administración y Finanzas de la Secretaría de Gobernación donde, recordemos, le paga a su hijo como delegado en Tlaxcala.

En suma, hasta hoy, la familia Sánchez García se embolsa cada mes 350 mil 889 pesos, menos impuestos, seguramente dirán en su “defensa”, pero está claro que son unos de los grandes beneficiados de un sistema que juró acabar con esos privilegios.

En caso de que la nuera sea diputada plurinominal, la fortuna les seguirá sonriendo considerando que los actuales legisladores, los de la austeridad, se llevan cada mes 105 mil pesos de dieta, del fondo de “ayudas sociales” 283 mil pesos y del fondo de obra pública 18 millones de pesos para todo el año.

Y si lo anterior ya es un abuso, la cereza del pastel es aquel acto gandalla donde el güerito de rancho fue privilegiado con su vacuna contra el Covid-19 en un municipio donde no vive, no hizo fila y además llevó a sus cuates ricachones a que también los inmunizaran.

Ciertamente Alfonso pudo pasar a la historia como uno de los mejores gobernadores que tuvo Tlaxcala, sin embargo los agandalles de su familia y de él, recordemos cuando impuso a su esposa como candidata a sucederlo, lo llevaron a un triste recuerdo.

Eso sin contar que un paskin lo implica dentro de una denuncia penal sobre supuesta violación dentro del expediente 1208/2015/TLAX-3, pero eso es otro cuento.

MOCHES

Nos cuentan que algunos diputados suplentes se encuentran muy molestos, unos porque aún no los llaman a tomar protesta pese a que suman semanas que los propietarios solicitaron licencia, y otros porque llegaron bajo la condición de mocharles no solo sus percepciones económicas, sino personal.

Algunos nos dijeron que el moche consiste en la aportación de al menos 20 por ciento de sus percepciones para la “causa”, cuál causa, las campañas políticas.

De empleados, ni hablar, no pueden contratar a nadie, y los que están en nómina simplemente no están a su servicio, sino al del propietario, por lo que lo mismo fueron “comisionados” a tareas de campo que descaradamente usan los recursos del congreso para hacer campaña a favor de sus jefes.

Por cierto, que en esto no solamente están inmersos los de la 4T, también el resto de los legisladores que pertenecen a la mafia del poder.