ALGO SABE
7 de abril - 2021

Por Edgardo Cabrera

La sentencia de Lorena Cuéllar al arrancar campaña llamó poderosamente la atención, y es que la candidata de la coalición Juntos Haremos Historia se trasladó hasta el próximo 6 de junio y dejó entrever que la priísta Anabell Ávalos será quien resulte declarada como triunfadora de la elección.

Al menos así se interpreta porque la morenista fue enfática en su mensaje: “no permitiremos que nos vuelvan a robar nuestro triunfo”, dando por sentado un resultado cerrado, como el de hace cuatro años, que terminó por dirimirse en tribunales dándole la razón a Marco Mena.

Pareciera que la información precisa y confidencial que trae el equipo de Lorena Cuéllar coincide con lo dicho la noche del lunes por Ciro Gómez Leyva en su noticiero: en Campeche y Tlaxcala la moneda está en el aire, la contienda se ha cerrado entre las candidatas de ambas coaliciones.

De ahí que no resulte extraño que ese fragmento del discurso de la candidata de Morena, PT, PVEM, Panal y PEST, prevea un escenario reñido que justifique un supuesto robo del triunfo de su principal rival, ese panorama es diametralmente opuesto al de meses atrás que colocaban al partido en el gobierno federal con diferencias de hasta 3 a 1, descartando cualquier triquiñuela en urnas o tribunales.

Hablamos, ahora sí, que la de Tlaxcala se convierte en una elección aún no definida, que deberá pelearse sección por sección, estructura por estructura, liderazgo contra liderazgo.

Pero amén de lo anterior, y ante la crisis derivada por la pandemia del Covid-19, serán poco menos de dos meses donde cada equipo deberá mostrar su ingenio, evitar la tentación de la guerra sucia y llegar al final, literal, con menos muertos y enfermos, a la fecha el saldo no es blanco, han perdido la vida en cada bando no solo valiosos líderes como el senador Joel Molina o el secretario de Educación Florentino Domínguez, también decenas de operadores y líderes que, en el mejor de los casos, han decidido tirar la toalla ante las secuelas de la enfermedad.

DE NUEVO

Por segunda ocasión, el ex rector de la UAT y dirigente del PAC, Serafín Ortiz se quedará en la línea de salida, recordemos que en los pasados comicios locales se retiró de la contienda por la gubernatura

Aún cuando ahora sonaba como un fuerte y serio aspirante a la capital del estado, el escenario se complicó, el resultado es incierto y la competencia parece que al momento solamente es entre dos: la panista Claudia Pérez y el morenista Jorge Corichi.

El asunto es que Serafín se veía con amplias posibilidades de ganar dentro de una candidatura común, pensada entre todos los partidos integrantes de la coalición Unidos por Tlaxcala, ya en el camino, ante el rompimiento de los acuerdos, solamente se barajeó la posibilidad de entrarle a la contienda de manera conjunta el PAC y PRD.

Resulta que esta última posibilidad también se cayó, y no por falta de disposición de los de la Revolución Democrática, sino porque el propio Serafín Ortiz decidió meter freno de mano, basta revisar su comportamiento en redes para constatar el repliegue de su promoción, así como la suspensión de encuentros con las estructuras con el objetivo de afianzarse en la capital.

De ahí que ya sin Serafín como aspirante, veremos ahora a quién ponen en su partido como emergente en la candidatura, en tanto que el PRD va también con un abanderado que no meterá mayor ruido a sus aliados, en una de esas, no registran a nadie. 

UNA MÁS

Otra que también se bajó, aunque en su caso ya hasta había sido registrada como candidata a la diputación federal por el tercer distrito, es la ex magistrada Elsa Cordero.

El PT la tenía como su abanderada en el único distrito federal en el que van solos, recordemos que en el I y II van en coalición con Morena y el Verde, pero además se agandallaron las candidaturas con Alejandro Aguilar e Irma Garay.

Aún no se sabe a ciencia cierta la razón de haber reculado, pero podría ser que al final valoró que a diferencia de su carrera en el poder judicial donde salió en hombros de la magistratura, en política corría el gran riesgo de no sobrevir no solo a los ataques y la guerra sucia orquestada por los heridos que dejó a su paso por el tribunal, sino a su salud porque tendría que dejar la comodidad del escritorio, al contacto a ras de tierra de la población.

Ahora solo resta ver si esa decisión no la deja fuera de la posibilidad de recibir como premio de consolación la titularidad de la PGJE en caso de que perdiera la elección, y ante el escenario de que la 4T gane la elección.