VILEZAS
16 de noviembre - 2020

Mario Delgado designó a la senadora campechana Cecilia Sánchez García como encargada de la dirigencia estatal en Tlaxcala y, dice, trae la encomienda “de llevar a cabo” el proceso electoral interno

Por Edgardo Cabrera

En Morena dan por hecho que el resultado de la encuesta que se comenzó a realizar la semana pasada será determinante para que López Obrador palomee a quien será la candidata a la gubernatura.

Por ello las acciones de promoción y posicionamiento de las tres aspirantes se ha vuelto encarnizada y, al menos una, vuelve a dar cátedra que lo suyo no es la propuesta y el compromisio, sino la guerra sucia, los insultos, ataques, mentiras, calumnias y promesas de plastilina.

Mientras la senadora Ana Lilia Rivera y la empresaria Dulce Silva se han enfocado al acercamiento con las bases morenistas, el equipo de Lorena Cuéllar se dedica a atacar a las dos primeras, tanto con sus medios aliados, como por medio de bots y lamebotas que se prestan a las agresiones digitales.

El analisis de nuestro colaborador Manuel Fernández, respecto al comportamiento de las aspirantes en Facebook, es lapidario, ahí están los números y las interacciones de la propia red social. Consúltala aquí

Rivera y Silva traen estrategia propositiva en sus cuentas, Lorena se quedó sin nada que presumir tras su salida de la delegación del Bienestar, en otras palabras, ya no puede hacer caravana con sombrero ajeno.

Lorena es la que menos alcances tiene en sus publicaciones, 25 mil; la puntera es Dulce con más de 63 mil; en tanto que Rivera viene creciendo, sumó en la última semana poco más de 43 mil.

Lo anterior evidencia, además, que si bien a la ciberaudiencia le puede causar morbo el circo que produce la guerra sucia, resultan de mayor productividad estrategias basadas en la propuesta y el proyecto.

SUEÑO GUAJIRO

Al cierre de la semana el nuevo dirigente de Morena, Mario Delgado designó a la senadora campechana Cecilia Sánchez García como encargada de la dirigencia estatal en Tlaxcala y, dice, trae la encomienda “de llevar a cabo” el proceso electoral interno.

Como era de esperarse, los equipos de todas las suspirantes se dijeron “cercanos y amigos” de la enviada; en los hechos pareciera que el partido optó por la decisión más sana posible, colocar a alguien externo y no ceder a la pretensión de ninguna de las suspirantes, por ejemplo, el lorenismo daba por hecho la llegada de su fiel vasallo Rubén Terán, y otro bloque se andaba moviendo para favorecer a Marco Castillo.

Pero más allá del nombramiento, en los hechos, ni la llegada de alguien externo permitirá calmar las aguas en Morena, menos en vísperas del palomeo de candidatos.

La propia dinámica interna, caracterizada por la presencia de personajes con larga trayectoria en la izquierda, pero también de saltimbanquis oportunistas que cambian de partido según sus ambiciones personales, dificilmente los disciplinará bajo una figura estatal, menos alguien externo.

De ahí que lo que seguiremos viendo es más de lo mismo, un partido que, para el caso de Tlaxcala, no ha logrado lo más elemental desde su creación: la transición de sus dirigencias estatales y nombrar a alguien de forma legítima de acuerdo con sus propios estatutos, de ahí la invención de figuras de “interinos”, “delegados”, “enviado” y, en su momento, “promotores de la soberanía”.