Tres Hectáreas
22 de octubre - 2020

Por Mauricio Hernández Olaiz

Me cuesta creer que se les permita a la mayoría de los diputados locales seguir haciendo su santa voluntad. La verdad, es que no sienten ningún respeto por el encargo que ostentan, no comprenden su relevancia y mucho menos su trascendencia.   Para los actuales diputados, que no legisladores, su actual encargo solo les representa una cantidad de dinero importante para llevarse hoy al bolsillo, puertas que se les abren para negocios y por supuesto, la oportunidad para seguir columpiándose en los cargos públicos.

Luego de que estuvieron varios meses sin pararse en el recinto, dizque por temor a la pandemia de Coronavirus, estos personajes todavía se dan el lujo de no cumplir con su obligación más importante que es la de asistir a las sesiones. El pasado miércoles 16 de 25 no asistieron a la extraordinaria convocada por la mesa directiva.

Lo hemos reiterado hasta el cansancio, se han escrito ríos interminables de tinta con las omisiones, abusos, ocurrencias, faltas, ignorancia y un largo etcétera de la mayoría de ellos. Difícilmente hay uno que se salve, sin embargo, les sigue valiendo tres hectáreas de chorizo lo que opine la prensa, la ciudadanía, otros actores políticos, Iron Man o Bob Esponja, ellos mantienen por encima de todo su agenda personal.

Son varios los miembros de la sociedad civil que han manifestado su interés por presentarles juicio político a los flamantes diputados, pero hasta ahora solo la coordinadora de la sociedad civil (Conaso), ha presentado una denuncia penal en contra de todos ellos por cometer 10 supuestos delitos, entre los que destaca el de la corrupción. Pese a lo anterior los “levantadedos” hacen caso omiso a la crítica, denuncia y amenaza y mantienen su actitud vale madrista.

Y más allá de si los diputados son corruptos o no, eso habrá que probárselos, así como las otras 10 linduras que les imputan como enriquecimiento ilícito, abusivo de funciones y de autoridad entre otras, lo que sí es demostrable, evidente y claro es su profunda omisión y su retraso legislativo, algo que también contraviene a la ley de obligaciones de los propios diputados.

Solo basta recordarles que dentro de su profundo rezago se encuentran pendientes de enorme relevancia para el estado como el de la homologación con la ley federal para que Tlaxcala deje atrás la era de la procuraduría para transformarse en Fiscalía especializada y autónoma, la designación del representante del Poder Legislativo ante el Consejo de la Judicatura del Poder Judicial que se encuentra suspendida desde febrero y el nombramiento de un integrante que hace falta en el Comité de Participación Ciudadana del Sistema Anticorrupción del Estado de Tlaxcala que se debió realizar en agosto pasado, entre tantas y tantas otras.

Peor aún. A pesar de que ya se han anunciado importantes recortes para el presupuesto del año que entra al estado por lo de la pandemia, los diputados presentaron un incremento del 6.5% en su propuesta de presupuesto para el 2021, o sea, más de 19 millones adicionales a lo del presente año, ínsito, año con pandemia y crisis económica. Además, todo parece indicar que mantendrán su muy criticado fondo moche que será de más de los 500 millones de pesos.

Un servidor consideró que sería hasta el tercer año de ejercicio legislativo cuando a los diputados no se le vería ni el polvo. Más interesados, por supuesto, en su futuro, que en el de Tlaxcala. Vaya que soy iluso. Con la ausencia de este miércoles queda claro que la campaña es hoy, fue ayer y para mañana solo esperan celebrar, brindar por un cargo más a costillas del pueblo.

He criticado a la actual legislatura más que a cualquier otra, y mire que a la pasada tuvo una enorme dosis, pero la actual simplemente ya no tiene nombre. Tres hectáreas de rábano es lo que les importa lo que uno opine, piense o lo que provoquen con sus omisiones al estado y a la gobernabilidad del mismo. Tres hectáreas de pepino es lo que les importa el ser señalados, evidenciados, exhibidos, pues hoy cuentan con tres hectáreas de dinero en su bolsa que seguramente buscaran ocupar como poderoso cloroformo para que algunos ciudadanos olviden su pésimo actuar.

Así luego se dan las cosas en el país de las tres hectáreas de me vale madre.

Tristemente esto no solo pasa en el congreso si no en la mayoría de las oficinas encargadas de trabajar para el pueblo. Estatal o federal, simplemente el cambio tan prometido, tan anhelado parece nunca llegará.

@olaizmau

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