Suspirar no es ganar
22 de septiembre - 2020

Por Fernando Tamayo

En estos tiempos de pandemia y crisis económica aquellos que anhelan obtener algún cargo público deberían tener en claro que hoy la ciudadanía, el pueblo noble, como algunos lo llaman pretende obtener otra clase de políticos.

Lo digo a colación de que muchos ya andan inquietos ofreciendo todo tipo de puestos o canonjías a cambio de su apoyo, ya sea para alguna alcaldía, diputación, gubernatura o incluso presidencia de comunidad.

Hoy, México y en particular Tlaxcala requiere otro tipo de maneras de pensar y hacer en política, la sociedad en su conjunto está cansada de las mismas acciones de promoción que dan al traste con el cinismo de quienes hoy tienen o bien han tenido la posibilidad de resolver los problemas y no lo han hecho.

Por ello resulta curioso e incluso indignante que aquellos que ya tuvieron la enorme responsabilidad de ser servidores públicos no lograron ningún beneficio colectivo.

La mayoría de los que hoy suspiran creen tener las tablas para liderar un municipio, conocer la labor legislativa o bien contar con la capacidad para gobernar Tlaxcala. Sin embargo, a ellos les recuerdo que suspirar no es lo mismo que ganar y mucho menos es sinónimo de bien gobernar.

Nuestro Estado, por ejemplo, no requiere las ocurrencias de un constructor convertido en político que ha dejado en claro su inexperiencia y falta de capacidad en la labor parlamentaria o de personajes que solo han demostrado en capacidad para resolver sus intereses personales.

Las condiciones que hoy imperan en la realidad tlaxcalteca nos dan la oportunidad de contar con rostros nuevos, capaces de afrontar los problemas colectivos y volverlos oportunidad. Hoy más que nunca requerimos una clase política de primer nivel, de lo contrario los resultados no pueden ser otros si los mecanismos de hacer política no cambian.

Hoy no requerimos de fundaciones, de promociones personales, mucho menos de juegos de señas y señales. Hoy exigimos como sociedad personas comprometidas que den resultado, que entiendan que no pueden seguir fomentando, tolerando o beneficiándose de la corrupción y de la impunidad, y sobre todo que nos aborden con promesas guajiras. La política debe cambiar y para ello los políticos deben hacer lo propio. Al tiempo.

Desde la barrera

Los deseos y la ambición de varios suspirantes puede generarles problemas en el futuro. Máxime cuando la vara de la austeridad y la rendición de cuentas toque a su puerta. Muchos, de varios colores y orígenes, serán los que prefieran hacerse a un lado antes de ser parte de aquellos que sean juzgados por el pueblo. Veremos. 

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