Colapso total
7 de julio - 2020

Por Fernando Tamayo

En pleno segundo aniversario del arribo de Andrés Manuel López Obrador al poder a través de una elección histórica, las acciones, los indicadores y las conductas de aquellos que forman parte de la Cuarta Transformación han dejado mucho que desear. Incluso la crisis sanitaria y económica provocada por el COVID-19 ha dejado entrever de manera más clara que el rumbo del país no es el deseado por los millones de mexicanos que votaron firmemente por el tabasqueño.

Y es que a poco más de dos años de asumir el poder y control factico del país, la Cuarta Transformación simplemente no ha logrado impactar de manera positiva en el desarrollo de una sociedad cada vez más exigente que hoy busca encontrar las soluciones a sus problemas diarios. 

Si bien es cierto, algunas medidas podrían rescatarse como lo es el incremento al salario mínimo sin aumentar la inflación y la conclusión del T-MEC a pesar de sus ideales anti-neoliberales o la implementación de una austeridad absoluta en todo el aparato gubernamental, los estragos y crisis por las que hoy atraviesa la idea de un cambio verdadero son mayores. 

A la par de la pandemia los problemas más graves del país se han agudizado. En el rubro de la Seguridad Pública, el atentado al Secretario de dicho ramo en la CDMX resultó en un hecho inédito debido a la brutalidad con la que se cometió. En el ámbito económico, las cifras son avasalladoras. Con una caída en el Producto Interno Bruto del 17 por ciento, no se ve cómo, ni cuándo, México vuelva a gozar de aires de crecimiento al menos en un porcentaje menor.

Sin embargo, y tal vez lo que hoy reclaman más aquellos que le otorgaron su confianza hace 2 años en las elecciones de 2018 es sin duda, el de la corrupción. A pesar de señalar un combate total y absoluto a la corrupción hoy ya se han dado a conocer distintos casos donde funcionarios de primer nivel de la 4T se han visto inmersos. 

Finalmente y como un hecho no previsto, el manejo de la crisis sanitaria provocado por el Coronavirus dio al traste con una política de contención y manejo desastrosos. Hoy la cuarentena de más de 100 días ha puesto sobre las cuerdas a los sectores productivos más importantes y la respuesta gubernamental simplemente ha sido nula. 

Así y más allá de las ideologías políticas cada mexicano profesa, lo cierto es que el Presidente con mayor legitimidad legalmente electo ha colapsado desde lo más profundo de sus convicciones. El futuro es incierto y con un largo trecho de camino por recorrer al tabasqueño le urge un golpe de timón lo suficientemente fuerte que evite el deterioro de la realidad mexicana. Al tiempo.    

Desde la barrera

Y si ya en lo nacional la 4T ha quedado a deber, en el ámbito local los representantes de la misma y sus secuaces, principalmente en el Palacio Legislativo, no se han cansado de hacer hasta lo imposible para demostrar que son la peor legislatura en la historia de Tlaxcala. Entre extorsiones, manejo discrecional de recursos sin trasparentar, ilegalidades, video escándalos e incapacidad de legislar, nuestros flamantes Diputados han dejado en claro que la defensa de los pilares fundamentales sobre los cuales se asienta la Cuarta Transformación no les interesa. Sabedores de su paso como políticos de ocasión en el Congreso del Estado han privilegiados sus bolsillos por sobre cualquier otro tema. 

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