17 de junio - 2020

Por Edgardo Cabrera
Contrastes se vivieron durante la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador, si bien por un lado hubo reconocimiento de la federación a los resultados que presenta Tlaxcala en materia de atención a la pandemia por Covid-19 y las acciones en el combate a la delincuencia, por el otro, el mandatario nacional amaneció con ganas de echar bronca a los “conservadores”.
Y aunque está a discusión quiénes son conservadores y cuáles los liberales (ante la existencia de una federación cada día más centralizada y el acotamiento a los poderes Legislativo y Judicial), en los hechos dicho discurso simplemente viene a polarizar más a la sociedad.
Tlaxcala fue el escenario de un round más de López Obrador en contra del ejercicio periodístico que realiza el diario Reforma, al vincularlo de nueva cuenta con el PAN y “poderosos” empresarios del país, todo porque la víspera en Veracruz se negó a descender de su camioneta para atender a un grupo de familiares de desaparecidos, quienes claman por justicia, los mismos que le reprocharon al presidente sí atender a la madre del Chapo, pero no a ellos, algo que documentó y publicó dicho medio nacional.
Como parte de los contrastes, también la visita evidenció el distanciamiento social del presidente; el acceso a la conferencia mañanera fue restringido solo a la prensa nacional, de ahí que no hubo cuestionamientos de los medios locales, en torno a temas locales.
En tanto que un grupo de manifestantes de Morena se apostaron a la entrada de la 23 zona militar, ubicada en Panotla, los cuales con pancartas en mano denunciaron los abusos de la coordinadora de programas federales, Lorena Cuéllar, quien los despidió de forma injustificada, al tiempo de señalarla de atender sus ambiciones personales y políticas, sobre los del partido que la llevó al cargo que ahora ocupa en el gobierno federal.
Ante ello le ordenaron a Cuéllar salir a la reja de la zona militar para atenderlos y solucionar las inconformidades, momento en el que el ex servidor de la nación, Tirzo Espejel la encaró y retó a comprobarle supuestas irregularidades que cometió y que fueron razones para correrlo.
Ante la falta de solución, esperaron la salida de López Obrador y bloquearon por instantes la circulación de la caravana vehicular, logrando entregarle un documento donde detallan el caso de los 11 despedidos de la delegación del Bienestar y de la Coordinación de Becas Benito Juárez.
ADIOS AL TSURU Y JETTA
Por cierto, que también la visita evidenció que lejos quedó aquel recurso, y discurso, de la austeridad republicana.
Y es que tanto la logística, como el propio presidente, movilizaron varias unidades de lujo, que incluyen camionetas blindadas, en las que se mueve la cúpula, dejando atrás el modesto Tsuru de cuando fue jefe de gobierno de la Ciudad de México, o el Jetta de cuando era candidato y presidente electo.
CONCILIADOR
A colación, la víspera de la visita presidencial, el gobernador Marco Mena expresó su preocupación por el ambiente electoral que se vivirá en la entidad, con motivo de los comicios del próximo año, ya que la pandemia por el coronavirus, la crisis económica y la polarización del país, serán un caldo de cultivo de conflictos.
Entrevistado en el programa Mesa de Redacción, el mandatario reveló que conminó a los dirigentes partidistas, a quienes convocó a una reunión el viernes pasado, a mantener la civilidad y legalidad, para no echarle más gasolina al fuego.
Sin excepción, la totalidad expresó su disposición a mantener un clima de cordialidad, incluso a priorizar el diálogo, en el que se incluya a la autoridad electoral, para enfrentar una elección que será sui géneris.
Sin embargo, mientras por un lado se habla de evitar la polarización, en Tlaxcala el presidente de la república dejó en claro en su discurso que él quiere lo contrario.
