6 de marzo - 2020
Pernoctan activistas en Tlaxcala tras una mega marcha en la ciudad de Puebla
Por Alfredo González
Integrantes de la comunidad Lebarón y de nueve colectivos de nueve entidades del país, principalmente caracterizados por ser sitios donde la violencia priva sobre la sociedad, decidieron pernoctar en la capital tlaxcalteca, después de asistir a la histórica marcha de universitarios poblanos de ayer.
Asimismo, el motivo de todos ellos fue definir estrategias para dos aspectos, primeramente exigir justicia y seguir buscando desaparecidos, siendo que siete mujeres y el resto hombres permanecieron un momento en el restaurante de un céntrico hotel para conversar.
En una mesa, con once sillas hablaron de los temas coyunturales, específicamente de mujeres y hombres violentados en sus derechos, de asesinos confesos, de balas arteras que han ejecutado sin misericordia en un México agobiado.
Asimismo, comentaron aspectos de una justicia inexistente, de madres angustiadas que siguen buscando a sus hijos y qué decir del buen sabor que dejó marchar con estudiantes poblanos que demandaron seguridad y justicia, sin importar credos.
Los hermanos de la comunidad Lebarón del estado de Chihuahua, se han convertido en un símbolo para exigir al Estado Mexicano, justicia y que en su lucha han encontrado un sermón de respuestas vagas.
El ataque que sufrieron los menonitas, dijeron sigue tan vivo, tan presente a escasos cuatro meses de esa horrorosa tragedia en la sierra de Sonora y Chihuahua, ocurrido un cuatro de noviembre de 2019.
Se buscó una entrevista con los Lebarón. Dos mujeres activistas fueron el puente para lograr una serie de preguntas, y todas ellas tuvieron respuesta.
En tono accesible, cordial, con acento al estilo chihuahuense, Adrián Lebarón, accedió a la misma, no sin antes cederle la palabra a una mujer poblana -Ana María Palmeros Camacho- que después de 20 años sigue buscando a su hijo entre piedras, entre montes y entre valles.
Con hombres como José Díaz Navarro, líder de la Asociación “Siempre Vivos Chilapa” organización integrada por familias de desaparecidos y a quien la banda criminal “Los Ardillos” han querido asesinarlo en ese Guerrero, donde el asedio, el acoso de la muerte -con su sonrisa tétrica- es continuo.
Ana María Palmeros Camacho, del colectivo «Chalecos México», división Puebla externó que la violencia tocó a los jóvenes de esa entidad, y donde dos estudiantes de origen colombiano fueron las víctimas y que el hartazgo de la sociedad, es real. «La normalidad en Puebla, está basada en la violencia desgraciadamente», subrayó.
En la entrevista tocó turno de Adrián Lebarón. A pregunta expresa señaló que la marcha -de el cinco de marzo- en la capital poblana representa un hecho histórico y que es la vía de la paz como se debe exigirle al Gobierno Federal, respuestas claras en materia de justicia.
Además, subrayó que su presencia en Puebla fue para darle mayor fuerza a la mega marcha y es que los alumnos “nos acogieron, yo quiero unirme a los universitarios, yo comulgo con su exigencia”.
Sobre lo que pasó con varios integrantes de su familia, que en la desventura fueron emboscados y ejecutados a balazos por crimínales dijo que lamentablemente, es una estructura que no ha dado resultados en el país, ni en Chihuahua.
“Me han dicho que tenga paciencia y he aguantado, he tenido que aprender a tener paciencia, yo amo a México y no quiero correr de él, debo de dar la lucha desde mi trinchera».
«La vía pacífica es la única solución. Mi justicia no es vengativa, pero también sabemos que en esta lucha podemos morir”, externó.
Sobre el Día International de la Mujer subrayó que este domingo dicho sector deberá demostrar su fuerza absoluta y no el lunes nueve, fecha en que han denominado “Un día sin Mujeres”.
“Mi deseo es ver a todas las mujeres caminando, luchando por su vida, por sus hijos y obviamente el lunes que no se vean; justo ese día veremos los efectos de su ausencia real; pero las manifestaciones deben ser pacíficas por parte de ellas, sin caer en el radicalismo”, acentuó.
Al cuestionarle sobre su presencia en Tlaxcala, respondió que decidieron reunirse aquí varios integrantes de colectivos de mujeres este jueves por la noche, y pernoctar en el estado, porque “sabemos que es un lugar tranquilo”.
Además, indicó que sabe del problema que tiene la entidad tlaxcalteca, sobre el delito de trata de personas, pues representa un aspecto que lacera a mujeres. “Me duele que este sector de la sociedad sufra dolor”.
En tanto, Bryan Lebarón recordó el día en que fueron atacados tres mujeres y seis niños de su comunidad, lo cual dijo, les cambió el mundo.
“No solo mataron a nueve víctimas, mataron la inocencia de 20 huérfanos que dejó esa masacre. Mataron la esperanza de tres viudos con mucha vida por delante», acentuó.
«A mí me abrió los ojos para ver la realidad de lo que pasa en nuestro querido México. Me abrió los ojos para luchar con determinación por la justicia y por la paz”, aseveró.
Basta recordar que los Lebarón son parte de una comunidad perteneciente a la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, conocida como iglesia mormona.
Tienen raíces estadounidenses y sus integrantes se establecieron hacia 1924 en municipios como Casas Grandes, Galeana, Buenaventura y Janos en Chihuahua y Bavispe en Sonora.
-¿Usted qué espera del Estado Mexicano y obviamente de los mexicanos?- se le preguntó a Bryan Lebarón.
-«Del Estado Mexicano, no espero mucho, pero de los ciudadanos espero muchísimo… si como mexicanos nos podemos unir vamos a ver milagros».
«Lo que sucedió con los estudiantes en Puebla, es unión y el mundo lo va a ver; con ese mismo ímpetu veremos un cambio real en nuestro país; no es pintando paredes de edificios históricos, la lucha se debe dar sin radicalismos».
-¿Qué se siente ser víctima en este país?…
-» Lo peor de ser víctima en México, es que te siguen revictimizando… varios familiares de víctimas me han dicho que van con las autoridades y les faltan al respeto, no les quieren hacer caso».
Al hablar sobre el tema de la escasez de medicamento para combatir el cáncer en niños expresó que es la misma situación. «Tal parece que el gobierno está decidiendo quién vive y quién muere, es un problema muy serio… cuando los padres quieren alzar la voz los están amenazando».
Ambos integrantes de la familia Lebarón fueron duros en sus comentarios hacia el Estado Mexicano, pero más dura es la realidad que padecen ellos, sus acompañantes y muchos mexicanos.
Quizás cuando amanezca ambos, y aquellos integrantes de los diversos colectivos de Nuevo León, Puebla, Veracruz, Sinaloa, Guerrero, Chihuahua, San Luis Potosí, Tamaulipas y Estado de México tomarán sus maletas para irse de Tlaxcala.
Cada quien con su dolor, cada quien con su desplazamiento; unos con su seguridad, la que el Estado, les puso vía el Mecanismo de Protección para la Protección de Defensores de Derechos Humanos y Periodistas de la Secretaría de Gobernación.
Lo cierto, es que en esa mesa -sin la representación de Tlaxcala- con once sillas desnudaron el alma, hablaron de sus temores, de sus vivencias, de los delincuentes sin alma, del rostro de miedo de este país, no sin antes creer que México será distinto en un nuevo amanecer.