Por Edgardo Cabrera

Fieles a su costumbre para evitar que el gallinero se alborote, el pasado 29 de marzo y de manera sigilosa fue designado Leodegario Morales Escobar como encargado del despacho de la delegación federal de la Sagarpa en Tlaxcala.

Y claro que convenía no hacer mayor ruido toda vez que este personaje es de muchos conocido por su fama camaleónica y recurrentes quejas por el presunto uso de los programas del campo con fines político-electorales. 

Nos cuentan que Morales Escobar llegó gracias al impulso de la senadora morenista Ana Lilia Rivera, quien parece seguirle ganando terreno a Lorena Cuéllar en el control de las delegaciones federales imponiendo a políticos que en su momento colaboraron en el gobierno del ex perredista Alfonso Sánchez Anaya.

Recordemos, también en marzo fue oficializado el ex líder estatal del PRD, Luis Macías Laylle, como encargado del despacho de la delegación federal del Registro Agrario Nacional en Tlaxcala, así como Miguel Ángel Quiroz Romero al frente de la Procuraduría Agraria.

Leodegario Morales se venía desempeñando como Subdelegado de Planeación y Desarrollo Rural de la Sagarpa, cargo que obtuvo desde el gobierno panista de Felipe Calderón, y luego fue ratificado por el priísta Enrique Peña Nieto. 

Pero su arribo en la administración pública data desde el sexenio de Sánchez Anaya cuando estuvo con Vicente Castellanos en Sefoa. 

Su nombramiento ahora al frente de la delegación generó molestias y reproches contra la senadora Ana Lilia Rivera, ya que le recordaron por medio de redes sociales que dicho personaje ha servido lo mismo al PRI, que al PAN o al PRD, placeándose con los candidatos en turno.

De ahí que cuestionaron el supuesto cambio que prometieron con la llegada de la 4T, ya que al frente de las dependencias federales siguen colocándose perfiles con largo y retorcido colmillo, lo mismo por encargo de Lorena, que de Sánchez Anaya, Ana Lilia Rivera o Álvarez Lima, todos con pasado priísta. 

TITIRITO DE LA VIRREINA

Con la promesa de hacerlo candidato a la alcaldía de Apizaco, el diputado torero sigue sin cortarse los hilos de la virreina.

Nos cuentan que la semana pasada le ordenó meter en el presupuesto del Congreso a una decena de panfletos electrónicos que son afines a los intereses políticos de la señora.

Como acostumbra, la virreina que sueña con la gubernatura quiere ahorrarse el gasto de la propaganda de su imagen y cargársela a incautos e ingenuos.

Ahora la presa de sus ambiciones son los recursos públicos del poder legislativo que pretende sean utilizados para la promoción política de la virreina, más no de las acciones y el trabajo que realizan los diputados.

Por cierto que no todos los levantadedos conocen quiénes serán esos beneficiados ya que el recurso es manejado de manera discrecional por Ortega. 

Ya veremos qué explicación y cuáles serán las justificaciones de los perros guardianes, gatos y lamebotas de la funcionaria federal que son amantes de los embutes, chayos y otras prácticas corruptas que buscan coartar la libertad de expresión y fijar líneas editoriales.