5 de septiembre - 2018
Por Edgardo Cabrera
Mientras los de Morena andan en la pepena de los puesto$ y comisione$ del Congreso del estado, sus adversarios políticos han empezado a enfocar sus baterías en atraer reflectores y ganar peso político.
Es el caso del coordinador de la fracción parlamentaria del PRD, Miguel Ángel Covarrubias quien ayer subió a Tribuna para demandar el derribo de los muros del Palacio Legislativo heredados por sus antecesores.
El tema ya lo habían planteado los del Movimiento de Regeneración Nacional, recordemos que su dirigente estatal, Joel Molina, y algunos legisladores que aún esperaban para tomar protesta en el cargo prometieron quitar esas barreras y volver hacer del Congreso la “casa del pueblo”.
Sin embargo una vez en funciones los morenos se hicieron los desentendidos, por lo que la manifestación de Covarrubias provocó el escozor de los pejistas y sus corifeos porque les ganaron el tema, de ahí que emprendieron una ofensiva (a través de sus fieras) en contra del legislador perredista a quien cuestionaron que “trate de dañar la remodelación millonaria que hicieron los diputados salientes”.
Lo cierto es que reabrir los mentados accesos no afectan la “magna obra”, recordemos que se tratan de muros de plafón que pueden eliminarse con algunos cuantos pesos de los mismos que prometieron ahorrar los nuevos diputados.
El asunto aquí es muy simple: desde que estaban en campaña como candidatos y ya electos como diputados, criticaron severamente a la anterior legislatura por restringir la circulación de los ciudadanos, del personal y de los periodistas, por lo que lo lógico es que actúen en consecuencia sin la necesidad de que un grupo minoritario, como el que representa el PRD, se lo pida a la mayoría que tiene en sus manos el control administrativo y político de la Cámara.
A colación
Contrario a sus referentes federales que en su primera sesión en forma presentaron y anunciaron que impulsarán la iniciativa morenista para eliminar el fuero, en el plano local la prioridad es la disputa por el pastel entre los pejistas.
Ya en su poder el Comité de Administración, la fracción de Morena priorizó para la sesión ordinaria de ayer martes el nombramiento del secretario administrativo, con lo que designó a Jaime Robles Andersson en el cargo a propuesta del diputado torero Rafael Ortega
Con ello dicho grupo parlamentario cerró la pinza, toda vez que Ortega preside el Comité de Administración y ahora su recomendado encabeza el área administrativa, de ahí que podrán hacer y deshacer con los recursos de dicha Soberanía sin pedirle parecer a ninguna otra fuerza política y menos rendirles cuentas.
Llama la atención la urgencia por hacerse del control de dicha área, dejando de lado el nombramiento (como se hacía de manera tradicional) de todos los demás órganos técnicos: Secretaría Parlamentaria, y direcciones de Información, así como Estudios Legislativos y Jurídico.
Lo anterior evidencia la supina voracidad por los dineros, que aunado al control político por medio de la Junta de Coordinación y Concertación Política y de la Mesa Directiva, hace del nuevo Congreso un ente que desprecia a las minorías y que está más interesada por el reparto del botín que por ponerse a trabajar desde el primer día, para muestra el incumplimiento con la presentación de la agenda legislativa la cual debieron aprobar ayer martes, tal como lo establece la ley Orgánica.

