El PRI y el gobierno que se les va como agua entre las manos
15 de octubre - 2017

Por Carlos Carreón Mejía

Como una obsesión ha tomado el PRI a Ricardo Anaya, presidente nacional del PAN. Resulta que de unos días para acá, el líder del PAN ha sido víctima de una serie de descalificaciones y ataques provenientes del gobierno federal, ejecutados a través del PRI, para intentar desacreditar su imagen de cara al 2018.

La campaña no solo comprende en ataques disfrazados de notas periodísticas, también incluye videos publicados en redes sociales -impulsados con publicidad- y ahora, hasta la misma Cámara de Diputados.

No importa cómo, la misión del PRI, es querer confundir a la población con la creación de historias cuya finalidad sería la de reducir las preferencias electorales del Frente Ciudadano por México, que hoy ya encabeza las encuestas, aún sin candidato definido.

El colmo del cinismo ocurrió esta semana, cuando el PRI anunció la creación de una comisión especial de la Cámara de Diputados, para investigar el supuesto enriquecimiento ilícito del líder nacional del PAN, quien por cierto, le dio la bienvenida a dicha comisión para que lo investigue a fondo, y exigió que se realice una comparecencia pública; la razón: Ricardo Anaya no tiene nada que esconder.

Desde el pasado, el PRI se ha encargado de utilizar a las instituciones con fines electorales: SEDESOL, por ejemplo, ha sido el trampolín para sus aspirantes a cargos de elección popular, y un brazo político operador para el día de la elección, a través del condicionamiento de la entrega de apoyos, para que los beneficiarios voten en favor del candidato que el PRI -Gobierno les indique.

Ahora se trata nada más y nada menos que de la máxima tribuna del país, la que quieren utilizar como mazo para debilitar al Frente Ciudadano por México, pero no lo van a lograr.

Los mexicanos estamos cansados de la ineptitud de un presidente de la república pasivo, manipulable, caduco e incapaz; en Tlaxcala no es la excepción. La inactividad del gobernador Marco Mena, la cerrazón de la Secretaría de Gobernación, y delegados federales que funcionan como muñecos de aparador -caros, por cierto- tienen al estado sumido en la desigualdad, estancado, sin oportunidades de empleo, desarrollo ni educación.

Al PRI no le queda otra más que patalear desde cualquier trinchera para intentar evitar lo inevitable, su salida inminente del Palacio Nacional, y el arribo de una nueva generación que ejecutará el gobierno con la honestidad por delante, para acabar de una vez por todas con la corrupción y la impunidad.

El mayor temor del PRI se llama Ricardo Anaya, por eso lo atacan, lo intentan amedrentar y le inventan historias, pero de una vez les decimos: no nos van a detener ¡el cambio no lo para ya nadie!

Agradezco el favor de su lectura.