Rompiendo paradigmas
26 de septiembre - 2017

Por Fernando Tamayo

Ante una realidad donde el panorama nacional estaba caracterizado por problemas triviales de la clase política y se encontraba manchado por la impunidad y la corrupción que permearon hasta lo más profundo de nuestra sociedad, un sismo de 7. 1 grados de magnitud que laceró severamente el centro del país, tuvo que cimbrar las entrañas de la colectividad mexicana que ante la catástrofe tomo el control de las decisiones para enfrentar tan lamentable acontecimiento.

Pasaron 32 años para que de nueva cuenta y derivado de un nuevo terremoto la sociedad mexicana se organizara. Al igual que en 1985 fueron hombres y mujeres, en su mayoría jóvenes, quienes demostraron que México tiene la capacidad para salir de los problemas más difíciles que se le puedan presentar.

Los mexicanos dieron muestra de entereza, de solidaridad, de compromiso con lo público, de trabajo en equipo que permitió que a escasos minutos de haberse suscitado la catástrofe las labores de rescate comenzaron súbitamente como si se tratara de un repentino despertar de una ciudadanía que vivía aletargada.

Los llamados millennials, aquellos jóvenes que tanto habían sido criticados por ser esclavos de las nuevas tecnologías y súbditos de las redes sociales, dejaron a un lado la pasividad real para que paradójicamente a través de Facebook y twitter comenzaran la movilización no virtual sino real.

Extraordinario fue observar que jóvenes sin que nadie les dijera nada aprovecharan las virtudes de las redes sociales para organizarse y tomar por asalto el liderazgo de las acciones tendientes a ser frentes a tan lamentables acontecimientos, ante una pasividad letal de la clase política que no daba crédito a lo que ocurría.

El 19 de septiembre de 2017 no solo será recordado como un día negro en nuestro país sino que también pasará a la memoria como la fecha en que la desafección política nacional terminó. Hoy toca levantarnos como nación, no solo para hacer frente a la reconstrucción, sino además, de la misma forma y con el mismo ímpetu entender que los problemas por los que atravesamos como país se resolverán si todos y cada uno de nosotros contribuimos para resolverlos.

No se trata de levantar a un país de los escombros que un sismo ha originado, se trata de poner a México de pie en todos los sentidos, activarlo, moverlo, ponerlo a trabajar para construir un mejor futuro para todos aquellos que demostraron que son capaces de salir a la calle y dar todo por tener una mejor realidad. Esperemos que esto que se inició el pasado martes constituya en sí mismo en un nuevo despertar de todos los que con orgullo llevamos el nombre de México en el corazón. Al tiempo.

Desde la barrera

El sismo cimbró las entrañas de la tierra mexicana, pero la sociedad organizada desestabilizó a los partidos políticos y la partidocracia mexicana al exigirles que una parte de su presupuesto se destinara a la reconstrucción y apoyo a los damnificados, quienes no tuvieron más remedio que hacer frente a lo que la sociedad civil exigía. Esa es una muestra de lo que como colectividad podemos lograr.

Sirva este espacio para expresar mi reconocimiento y respeto al pueblo tlaxcalteca, como habitantes de esta tierra dimos cuenta de nuestro compromiso por México y más allá de las descalificaciones hacia nuestro Estado, demostramos que somos capaces de apoyar y ayudar a todos nuestros paisanos que lo necesitan. ¡Enhorabuena! A todos aquellos que de alguna u otra forma pusieron y siguen poniendo el nombre de Tlaxcala en alto.

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