Las Antípodas: Espejito, espejito, ¿quién es el más bonito?
12 de julio - 2017

“La planificación no es pensar en las decisiones futuras, sino en el futuro de las decisiones presentes” Peter Drucker

Por Juan Manuel Cambrón Soria

El actual Gobernador ganó la elección con una alta pulverización del voto. Al obtener el 32 % de los sufragios, significa que hubo en los comicios un margen de 68% de electores que no votaron por él ni los partidos que lo respaldaron, rechazaron sus propuestas de campaña y dieron un voto de castigo a su oferta política. En este contexto de atomización de las preferencias electorales, es que Marco Mena asumió el cargo, con una expectativa alta, pero con un compromiso más grande e ineludible, generar condiciones para la unidad frente a la pluralidad.

La existencia de gobiernos divididos, obliga a los gobernantes a abrir los canales de comunicación con las fuerzas políticas, con los sindicatos, grupos organizados de la sociedad civil, organizaciones campesinas, maestros y estudiantes, con sectores empresariales y con la ciudadanía en general, de manera permanente. Se vuelve imperioso que los oídos se mantengan bien abiertos, que las respuestas sean rápidas y oportunas, y que los resultados se noten pronto, se perciban por la gente y se sientan en la calle. Ensimismarse, encerrarse, abstraerse de la realidad no es sano, no es correcto, no es prudente.

Al inicio de la presente administración y tras la revuelta electoral y el encono post electoral, en el PRD teníamos frente a nosotros dos rutas; la vía contestataria, de la cerrazón histriónica y del NO sistemático; o bien, la de ser una oposición crítica, responsable y propositiva. Optamos por consenso por la segunda vía. Desde el PRD asumimos una postura de altura de miras y de responsabilidad política en tanto partido de oposición.

La dirigencia estatal, alcaldes y diputados, sostuvimos un encuentro con el Gobernador para plantearle lo que, desde nuestra posición como segunda fuerza, era un diagnóstico de los problemas de Tlaxcala, le planteamos ideas y le dimos a conocer la agenda política, legislativa y de gobierno que pretendíamos impulsar. Dejamos en claro de manera explícita un reconocimiento a su mandato, le deseamos suerte en la encomienda, en el entendido de que, si hacía un buen trabajo, a Tlaxcala le iría bien; e incluso desde ambos lados, dejamos abierta la puerta para mantener un diálogo franco y certero. Recuerdo que en esa reunión le plantee al Gobernador que las iniciativas que llegasen al Congreso e implicaran desarrollo, crecimiento y mejora en la calidad de vida de los tlaxcaltecas, serían acompañadas por el PRD; pero que aquello que atentara contra las libertades y derechos de la gente, donde hubiera intentos regresivos, de avasallamiento, o visos de autoritarismo, centralismo y excentricidades, sería rotundamente señaladas y criticadas por el partido; los diputados de la fracción respaldaron la posición.

Sin embargo, hoy con preocupación y desconcierto, observamos como el Gobernador a tan solo 6 meses de su gestión, se aísla, se encierra en un caparazón de comodidad, y no escucha las voces disidentes. El diálogo dejó de existir, las palabras se convirtieron en sólo buenas intenciones; y el beneficio de la duda para su gabinete o la duda razonable a sus acciones, se han difuminado con celeridad temeraria. Vemos un gobierno inerte, un gabinete pusilánime o colapsado, vemos funcionarios que posan para la foto y son inexistentes. Se está convirtiendo en un gobierno frente al espejo, que sólo se ve así mismo, sólo se escucha así mismo, sólo se mueve para sí mismo.

Por ejemplo, después del viaje a China, seguimos sin conocer los objetivos de la gira y los logros alcanzados. En materia de seguridad pública los grandes males siguen sin atenderse y las notas en medios digitales narran con elocuencia la detención de delincuentes de poca monta, no hay respuestas ante secuestros, homicidios, trata de personas, o niñas desaparecidas. El Estado hace gala de excesiva fuerza para atender el conflicto en la normal, no justifico las acciones encaminadas al vandalismo de las estudiantes, al contrario, repruebo ese comportamiento, pero cuando la solución que el gobierno da es a base de cascos, escudos y toletazos, pretendiendo criminalizar la protesta, entonces debemos preguntarnos si este es un gobierno democrático o represor.

Tuvieron que transcurrir 6 meses para conocer un Plan Estatal de Desarrollo, que calificamos como un manual de buenas intenciones, pero que no refleja con contundencia el rumbo que tendrá Tlaxcala, no se observan acciones que impacten la vida de los ciudadanos; no hay metas claras ni mecanismos de evaluación. El plan califica con diez como trabajo de investigación diagnóstica para una tesis de licenciatura, pero reprueba como documento estratégico y rector para gestionar y promover el desarrollo de la entidad. En fin, lo que se lee y se olfatea, es continuidad del pasado caduco que se resiste a desaparecer.