Tentación de tener
1 de agosto - 2016

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Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

El hombre siempre ha mostrado la naturaleza de tener, de apropiarse, de decir: “esto es mío”. Así ha pasado con tierra, con objetos, con animales, hasta con personas y ha pasado desde la afirmación de pertenencia afectiva hasta llegar a la afirmación de pertenencia física.

Continuamente decimos: “es mi tierra, es mi pueblo, es mi mamá, es mi hermano, es mi esposa, es mi hijo, etc”. Lo mismo decimos de objetos como la ropa, el auto, los muebles. Ese deseo de posesión ha producido controversias históricas. Friedrich Engels escribió el origen de la familia, la propiedad privada y el Estado tratando de ubicar la naturaleza de esa propiedad. La misma Iglesia ha escrito repetidamente una fundamentación bíblica sobre la naturaleza de la propiedad privada. Lo cierto es que, trátese como se trate la propiedad, sea común, privada o mixta, siempre ha existido en el hombre la idea de “lo mío”. Hasta el concepto clásico de justicia es “dar a cada quien lo suyo”.

Sin embargo, no falta la tentación de creer que el hombre es lo que es por lo que posee, o que el hombre “tiene” que poseer lo más que pueda. De hecho, la distribución de la riqueza en el mundo es parte de la ejecución de esta tentación porque mientras pocos tienen mucho, muchos tienen muy poco o casi nada. Uno de los más grandes dramas de la humanidad es por un lado la vida opulenta de grupos muy poderosos y por otro la miseria en que vive muchísima gente.

En México se habla de más de la mitad de la población viviendo en pobreza y gran porcentaje de la misma viviendo en la miseria. Mientras que existen grupos de poder que viven en verdaderos paraísos. Tal vez recuerden la película mexicana de hace poco “nosotros los nobles” que muestran pinceladas de la vida despilfarradora de juniors que a todo lujo disponen de bienes con exageración.

Y no es que se piense que la riqueza es un mal o una perversión. No han faltado voces que hacen la crítica a la religión de que se propone la vida de pobreza o de que los ricos son malos y se van a condenar. Afirmaciones de este tipo son erróneas, la Iglesia no ha hecho estas afirmaciones sino que han sido malas interpretaciones. El mismo Antiguo Testamento en la Biblia presenta la riqueza como una muestra de la bendición de Dios. Los amigos de Dios, Abraham, Isaac, Jacob y ni se diga Job, eran muy ricos porque gozaban de la bendición de Dios. El mismo Jesús no critica la riqueza, más aún invita a acrecentar la riqueza y felicita a quien con lo que se le da, logra un incremento y le dice: “te felicito siervo fiel y prudente”. La crítica de Jesús es a quien “se enriquece para sí mismo”, quien piensa que los bienes son para quien los posee y se olvida de los que no lo tienen. Así, Lázaro es premiado no por su pobreza, sino porque en su pobreza vivió bien, mientras que el rico no fue condenado por ser rico, sino porque se olvidó del pobre.

“tener para sí” es la gran tentación y no solo del mundo antiguo, también de este mundo moderno. El Papa Francisco al hablar de la economía critica la teoría del derrame, esa que piensa que el que tiene demasiado, necesariamente comparte, o sea su copa se llena y se derrama en favor de los demás. Dice el Papa: “nadie ha comprobado la verdad de esta teoría, más bien el que tiene se vuelve insaciable y siempre quiere más”. Así como el poder mal entendido, así también es el tener mal entendido, tener, tener y tener, como fin de la vida es un error. Hay que hacerse rico de lo que vale ante Dios y en ello entra la generosidad, la preocupación por los demás. Lo que modernamente dicen los empresarios: “ayudar a desarrollar personas”. ¿Quieres aumentar tu capital? Ayuda a capitalizar a otras personas. Ojalá que todos fuésemos ricos pero sobre todo ojalá que todos tuviésemos mentalidad de ricos y no como hoy pasa, hay quienes tienen dinero pero su mentalidad es la de pobres que quieren más y más y se vuelven insaciables. Sin embargo, también es de reconocer a ricos que tienen mucho pero que siguen siendo sencillos y pobres de espíritu y utilizan los bienes como lo que son: “simples medios de vida y no fines de la