Momentos de calidad
18 de julio - 2016

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Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Leyendo el episodio de la visita de Jesús a la casa de Lázaro, Marta y María en la que Marta se dedica a las labores de la casa mientras María se dedicó a atender a Jesús. Marta le pide a Jesús que le haga ver a María que la ha dejado sola con todo el quehacer y Jesús le contesta: “Marta, Marta muchas cosas te preocupan e inquietan siendo que una cosa es necesaria”. Una interpretación del texto puede hacernos pensar en momentos de calidad que tenemos y que de muchas maneras dejamos pasar. Jesús le diría a Marta: Marta, Marta siempre hay trabajo y hay mucho quehacer pero hoy estoy aquí con ustedes, hoy es un día especial y vale la pena dejar el trabajo y dedicar tiempo a que convivamos tal como lo está haciendo María.

En la vida hay momentos de calidad en los que el trabajo y otras ocupaciones pueden dejarse de lado. Esto lo pensé a propósito de una celebración de confirmaciones el 16 de julio. Mientras las niñas se acercaban a recibir el sacramento, una niña estaba de pie y no se acercaba. Al preguntar la razón me dicen que no llegaba su madrina; siguieron pasando los niños y mandé decirle que le acompañara su mamá o su papá. Con sorpresa recibí la noticia: El papá y la mamá tampoco habían llegado. Ante esto me quedé con la reflexión: ¿Con qué recuerdo de ese momento se quedará la niña? Seguramente no será del momento de la confirmación sino de que no llegó ni su madrina ni sus papás. También pensé ¿qué circunstancia podría justificar el dejar de acompañar a esa pequeña en un momento tan significativo para ella? Hay momentos de calidad para las personas que deberían ser muy cuidados por los cercanos.

Pensemos en el significado que para un niño tiene su clausura, la salida del kínder, de la primaria y para un adolescente la secundaria, el bachillerato o la graduación de un joven. ¿Qué tan importante como para no asistir? Son momentos significativos y debemos dar esos momentos de calidad.

Me ha tocado salir a recibir a quinceañeras o incluso a novios y con tristeza y sorpresa me encuentro con que apenas un puñado de personas acompañan ese momento. De broma les digo a las jovencitas: ¿No invitaste a nadie a tu fiesta? Ellas me dicen: Sí padre pero no han llegado. Yo les contesto: “No te preocupes seguramente estarán ya apartando lugar en el salón o seguramente llegarán solo al baile”. Lamentablemente nos estamos acostumbrando a perdernos momentos especiales que viven las personas y dejar de acompañarlos en sus experiencias vitales. El nacimiento, los logros, cualquier experiencia satisfactoria de las personas, incluso la enfermedad y hasta la muerte de familiares y amigos son momentos que no debiéramos perdernos. Ciertamente hay mucho trabajo que hacer, hay compromisos que cumplir pero eso de dejar de acompañar a los amigos, a los familiares en los momentos especiales y que yo llamo “de calidad” no se me hace de buenos amigos.

La enseñanza de Jesús es muy clara: Trabajo siempre habrá, cosas quehacer también pero momentos especiales, momentos de calidad, siempre serán pocos y más vale aprovecharlos porque son fugaces.

Yo creo que cuando uno vive esos momentos especiales siempre quiere ver a la gente que uno quiere, bueno, tan la quiere que por eso la invitó y por ejemplo en una boda el momento más especial es el de las promesas, es el momento en que el compromiso es cumplido: “yo te acepto como mi esposa….” Y esos momentos de nervios, de intensidad yo creo que el amigo desearía vivirlo acompañado por los amigos que siempre lo acompañan en las fiestas y las juergas y que por su trabajo y sus compromisos simplemente no estén ahí, se me hace mala onda de los buenos amigos.