A diferencia de Alfonso Sánchez y Héctor Ortiz a quienes la gubernatura no les bastó para saciar su adicción al poder, Mariano González se comprometió a su retiro de la política “para no hacer el ridículo”. Y como cuando inició campaña, la ex candidata del PRD prendió velas y veladoras en espera de un milagro

Por Edgardo Cabrera

En privado, y ahora en público, Mariano González Zarur es enfático en su compromiso: después de la gubernatura no pretende ocupar algún otro cargo político.

Y el principal argumento del mandatario es que “hay que saber retirarse a tiempo para no hacer el ridículo”.

Dicho compromiso que lo había comentado en más de una ocasión “en corto”, ayer lo oficializó ante los cuestionamientos de la prensa que es testigo de varios zombis que siguen deambulando la escena política luego de sus sexenios.

Ahí están Alfonso Sánchez Anaya y Héctor Ortiz Ortiz a quienes la gubernatura no les bastó para saciar su adicción al poder.

El primero tuvo una racha de suerte; gracias al Peje alcanzó la senaduría donde siguió sangrando al erario para engordar su bolsillo y el de su familia. Desde la Cámara Alta poco aportó a Tlaxcala, por el contrario su entonces correligionaria, Minerva Hernández, fue más eficiente y productiva.

El año pasado soñó con ser diputado federal por Morena pero hizo el ridículo y perdió en las urnas ante la joven priísta Rosalinda Muñoz. Este año intentó regresar a la escena política vía su compañera sentimental y eterna escudera en la búsqueda del poder, Maricarmen Ramírez, quien aún lucha en tribunales para que le concedan la diputación plurinominal por el partido Movimiento Ciudadano.

Héctor Ortiz intentó secundar a su antecesor pero fracasó en su intento de ser senador, también fue ridiculizado y desplazado por otra joven: Adriana Dávila. Pero el ex gobernador se negó al retiro, aprovechó su partido político, el PAC, y en 2017 ridículamente regresará a la escena degradado políticamente: de haber alcanzado el alto cargo de gobernador ahora ocupará una diputación local por la vía plurinominal.

Cuando falta medio año para que deje el poder, Mariano adelanta que el 31 de diciembre desaparecerá de la escena política y no buscará otro cargo de elección popular y eso se aplaude.

Su decisión forma parte de un código de ética –no escrito- que siguieron varios ex gobernadores tricolores –a excepción de Beatriz Paredes– quienes al concluir su mandato procedieron a la jubilación.

González Zarur se retirará con los honores de su partido, además, con el legado del relevo generacional, pésele a quien le pese.

Velitas

Como cuando inició campaña, la ex candidata del PRD prendió velas y veladoras en espera de un milagro, ya que el informe preliminar del INE no contempla sanción a Marco Mena por el tema de los gastos de campaña.

La revisión de la autoridad electoral no encontró el rebase que supuestamente vio el dizque dream team (DDT) de la aspirante amarilla que fue derrotada en las urnas.

De confirmarse el informe preliminar a los dictámenes consolidados y proyectos de resolución de la fiscalización realizada por el Instituto a 8 mil 271 candidatos registrados en el Sistema Integral de Fiscalización, la impugnación promovida por Lorena Cuéllar pende de un hilo ya que su principal argumento para tirar la elección es tan endeble como el equipo del que se rodeó y que la tiene sumida en una falsa realidad.

La ruta legal seguirá su curso en la Sala regional y eventualmente en la Sala Superior del TEPJF. Serán toda vía varios meses de desgaste de la ex candidata que insiste en mantener a un grupo de parásitos que solo le ha hecho daño y llevado al ridículo, desde aquellas velitas hasta la mentira de la “segunda vuelta”.

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