El paso liberador
28 de marzo - 2016

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Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Durante estos días será común escuchar la palabra “Pascua”, en los ambientes europeos se publicita el conejo de pascua, el huevo de pascua, se come la Columba de pascua en Italia y en algunos ambientes mexicanos lo mismo que en muchas partes del mundo cristiano se dice “felices pascuas de resurrección”, pero, qué es la pascua.

En el libro del Éxodo Moisés recibe la orden de Dios de celebrar la pascua con una cena en la cual se sacrificaría un cordero de un año y con esta cena se marcaría la liberación del pueblo que por un poco más de 400 años había estado en Egipto. Ya conocemos todo lo que vivió el pueblo y las 10 plagas que cayeron sobre Egipto, la décima de ellos dando muerte a los primogénitos de todos.

Para Israel Pascua es “paso” de la esclavitud a la libertad, así comenzó ese día de conmemoración que cada año debía celebrar.

Tuvo también otras “pascuas o pasos”, uno muy significativo fe el paso por el Mar Rojo, que marcó así el término de la influencia egipcia, una vez cerradas las aguas todo lo que había sido Egipto, se cerró para Israel, ahora comenzaría una vida de dependencia de sí mismo en el desierto. Si bien no faltaron los momentos de molestia y de añorar “las cebollas de Egipto”, ellos sabían que ya no podrían volver.

Otro de los “pasos” significativos fue el paso por el río Jordán al tomar posesión de la tierra prometida. Estos pasos no fueron nada fáciles, siempre hubo resistencias a darlos, por ejemplo antes de entrar en la tierra prometida, Josué mando espías para ver cómo era la tierra y qué tan fuertes eran sus pobladores. Los grupos que regresaron con informaciones trataban de desanimar al pueblo para dar ese “paso”, unos decían: “a pesar de que esa tierra es muy fértil y muy rica, en ella habitan gigante de más de dos metros, a su lado nosotros parecemos hormigas, no podremos vencerlos”. Los otros decían: “esa tierra es muy pobre y no se cosecha nada, la gente está muriéndose de hambre, no tiene caso tomarla”.

Efectivamente “dar el paso” de una vida a otra vida, de un modo de ser a otro, siempre es una tarea difícil, uno tiende a “estar cómodo”, a “instalarse” y a no querer salir de “zona de confort”. Al mismo Jesús, cuya pascua fue “el paso de la muerte a la vida”, tampoco le resultó una tarea fácil, tuvo que vivir su pasión y tener una muerte de cruz para poder llegar a la vida nueva de resurrección. Antes de la pasión hubo tentaciones y Pedro mismo le decía que mejor no fueran a Jerusalén, pero Jesús no rechazó la posibilidad de tener su pascua.

Para cada uno de nosotros, la pascua se antoja también como una posibilidad de “dar el paso”. Durante la cuaresma reconocimos la necesidad de “conversión”, de dejar de hacer cosas que no ayudan a nuestra vida, que nos amarran impidiéndonos desarrollarnos más. Hubo quienes confesamos, pereza, envidia, lujuria, ira, gula, avaricia o soberbia y en ello reconocimos la necesidad de “Cambio”, pero lo sabemos todos muy bien, cambiar no es una tarea sencilla, tener una pascua que libere, dar ese paso hacia adelante siempre es tarea que necesita además de decisión compromiso, sacrificio, disciplina y el problema es que todos quisiéramos “remedios milagrosos”, casi nadie le apuesta a la constancia y a los llamados “cambios agrícolas” que surgen de los procesos de transformación, las acciones que paso a pasos logran cosas. Todos quisiéramos todo fácil y rápido, ¡ah! Y sin exigencias y obvio eso no existe. “piano, piano si va lontano” dice un adagio italiano y efectivamente paso a paso se llega lejos. Carlos Marx, hablando de los cambios de la conciencia social decía que se daban: “mediante aquellos pequeños e imperceptibles movimientos de conducta que al paso del tiempo se manifiestan en grandes cambios”. Efectivamente el paso de como estoy ahora a como quiero estar solo es posible mediante esos pequeños cambios de conducta que al paso del tiempo y con mucha constancia lleguen a reflejar lo que se quiso lograr. Dieta, estudiar, trabajar, emprender, modificar, negociar, todo, todo requiere constancia, disciplina, trabajo. Esa es la verdadera pascua en la vida.