El Papa en México
15 de febrero - 2016

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Por Fernando Tamayo

Finalmente llegó el día. El Papa Francisco -pontífice capaz de romper las reglas y protocolos- tocó tierras mexicanas, en una visita cuyos objetivos generaban una incógnita entre la sociedad y las clases dominantes. El máximo jerarca de la Iglesia Católica se refirió a los problemas que nos aquejan como nación y, fundamentalmente, exigió a los máximos representantes de la cristiandad en México un mayor compromiso y participación en estas funestas realidades por las que atraviesa nuestra nación.

En una visita tanto de Estado como de carácter religioso y pastoral el Papa Francisco no dudo en ningún momento en hablar, señalar y criticar los dilemas de un país como el nuestro donde el 80% de sus habitantes manifiestan profesar la fe cristiana.

Desde la selección de las Ciudades que visitaría en su viaje a tierras aztecas, el primer Pontífice latinoamericano, dejó entrever los motivos de esta visita. Nada de casual tuvo la celebración de una misa en el municipio de Ecatepec, localidad caracterizada por ser la que mayor índice de feminicidios tiene en el país. Asimismo su paso por Chiapas, Michoacán y Ciudad Juárez, donde la discriminación a los indígenas, la presencia del narcotráfico y las problemáticas migratorias respectivamente, se encuentran con mayor presencia.

Sin embargo y a pesar de que aún restan ciertos eventos en la agenda papal en nuestro país, su discurso en la Catedral de la Ciudad de México constituye en suma un llamado de atención contundente a los altos mandos de la iglesia católica mexicana. A todos aquellos responsables de predicar la fe católica y de guiar los destinos de la cristiandad el Papa no sólo les habló como predicadores de la palabra de Dios, sino como mexicanos, como autoridades morales y responsables solidarios de lo que ocurre en nuestra nación. En su mensaje, el Papa Francisco cimbró tanto a la jerarquía católica como a aquellos que tienen en sus manos la tarea de trasformar la realidad de México.

Derivado de lo anterior y a pesar de que no todos los mexicanos profesan la religión católica, la visita papal constituye un importante acontecimiento no solamente religioso sino moral e incluso político. Con este viaje a México el Papa Francisco da cuenta de que un hombre cuya congruencia entre el decir y el hacer es total. Esperemos que tanto sociedad como gobierno reflexione sobre los mensajes papales y entienda que hoy más que nunca la responsabilidad de contar con un mejor país transita desde las autoridades legalmente constituidas hasta aquellos que tienen en sus manos un liderazgo y posibilidad de hacer algo distinto por nuestro país. Al tiempo.

Desde la barrera

Lamentable resultó que durante la visita del Papa Francisco un importante sector de la clase política nacional aprovechara tan importante acontecimiento para evidenciar sus preferencias religiosas. Si bien es cierto no puede coartarse la libertad de creencia a ningún nacional también es verdad que en todo momento debe prevalecer el laicismo de un Estado como el mexicano.

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