Por Fernando Tamayo

La semana pasada, y luego de un enorme impasse legislativo, el Congreso del Estado decidió dejar atrás el mote de la peor legislatura de la historia para dar paso a una de las reformas más importantes de la vida política tlaxcalteca. La eliminación del voto a los Presidentes de Comunidad durante las sesiones de Cabildo de los Ayuntamientos constituye el fin de un intento que en su momento resultó novedoso e incluyente, pero que en la práctica no fue más que una herramienta caracterizada por el otorgamiento de prebendas, corruptelas y chantajes de parte de aquellos que en el nombre de la “mayoría” ponían en jaque a las comunas.

Cuando el llamado cuarto orden de gobierno se instauró en Tlaxcala, nuestro Estado fue vanagloriado tanto por los teóricos como por la clase política nacional dado que en su momento el otorgamiento de voz y voto a los representantes de las comunidades que forman parte de los sesenta ayuntamientos contaban con las mismas facultades y atribuciones que el resto de los integrantes del cabildo. De esta forma Alcaldes, Síndicos, regidores y autoridades comunales, contaban con la misma autoridad a pesar de que su forma de elección no era la misma.

Lo anterior permitió que Tlaxcala conservara durante mucho tiempo los primeros lugares en evaluaciones que median la calidad de la democracia y el sistema político, como es el caso del Estudio Doing Bussiness donde nuestra Entidad resaltaba por ser aquella que con este “cuarto orden de gobierno” contaba con un sistema democrático más plural e incluyente.

Sin embargo en la realidad el otorgamiento de estas facultades a los representantes comunales repercutió en la estabilidad política de la mayoría de Ayuntamientos. A lo largo del tiempo los famosos cabildazos, las exigencias y las disputas fueron la característica principal en demarcaciones donde los Presidentes de Comunidad superaban en número a Regidores, Síndico y Alcalde, lo que obligaba a éste último a ceder para complacer intereses particulares.

Hoy la reforma aprobada por la Legislatura Local no solamente repercutirá en que la toma de las decisiones en las comunas tlaxcaltecas sea más eficaz y eficiente sino además permitirá que exista mayor estabilidad en los Ayuntamientos de la Entidad, sin perder de vista que se adecua al marco constitucional federal.

Es innegable que las Comunidades constituyen una parte importante de los Ayuntamientos y que sus necesidades deben considerarse prioritarias para el desarrollo de nuestro Estado; sin embargo, los antecedentes dan cuenta de que para que los habitantes de las mismas encuentren mejores condiciones de vida, el otorgamiento de voz y voto a las autoridades comunales no es la mejor vía. Ahora corresponde a los Legisladores y Munícipes encontrar nuevos mecanismos que permitan satisfacer las necesidades comunales sin que la coacción, el mayoriteo y el chantaje sean los elementos característicos. Al tiempo.

Desde la barrera

Curiosa resultó la visita de Andrés Manuel López Obrador, quien fue recibido en la Entidad con sendos reproches por parte de simpatizantes de MORENA quienes exigieron que el “dedazo” y la imposición sean los caminos por donde transite este nuevo instituto político. Sin duda con el pasar de los años nos damos cuenta que el tabasqueño no es más que un personaje acostumbrado a las prácticas antidemocráticas que él tanto repudia.

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