Espaldarazo
13 de julio - 2015

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La suma de corrientes perredista a Lorena Cuéllar le comenzó a dar frutos, ayer mismo los alcaldes izquierdosos que conforman la AALMAC la apapacharon. Se multiplican las voces que rechazan el proceso que realiza el Congreso para renovar la CEDH, presumen dados cargados e incumplimiento de los requisitos de elegibilidad

Por Edgardo Cabrera

Lorena Cuéllar y las tribus que ayer le alzaron la mano como su candidata a la gubernatura no deben caer en la soberbia ni en el triunfalismo anticipado.

Si bien la senadora logró algo que pocas veces se ve en el PRD (la unidad de varias expresiones), la verdadera lucha vendrá en los próximos meses cuando comience el jaloneo por las alianzas con los grupos de poder en el estado y la conquista del voto switcher que será el que incline la balanza.

En lo inmediato la suma de corrientes le comenzó a dar frutos al lorenismo, ayer mismo los alcaldes izquierdosos que conforman la AALMAC la apapacharon al invitarla a la toma de protesta de su nuevo dirigente, el edil de Amaxac Carlos Luna Vázquez.

Incluso, el de Chiautempan, Antonio Mendoza Romero, que se ha convertido en factor de ruptura al interior del PRD, coqueteó políticamente con la senadora a quien le propuso una reunión “lo antes posible”.

Y es que lo que pocos creían lo logró Lorena al convencer a la mayoría de las tribus perredistas.

A diferencia de hace 6 años con Minerva Hernández, la ex alcaldesa capitalina se convirtió en factor de unidad dentro de su partido y la primera opción clara para las izquierdas que andan en busca de alianzas.

A sus rivales de otras fuerzas políticas les sacó ventaja, se sabe que les cayó como balde de agua fría (con excepción de los priístas que esperan el dedazo) ya que mantienen guerras intestinas en disputa de la tan anhelada candidatura a la gubernatura.

Cuestionado

El proceso que realiza el Congreso del estado para renovar la CEDH se encuentra cuestionado y manoseado por los intereses de los diputados locales.

El tema más delicado es el relacionado con la presunta omisión de la legislatura local para convocar a una consulta pública la elección del ombudsman y de los miembros del Consejo Consultivo.

El artículo 102, apartado B, párrafo octavo, de la Constitución federal, es claro: “la elección del titular de la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, así como de los integrantes del Consejo Consultivo, y de los titulares de los organismos de protección de los derechos humanos de las entidades federativas, se ajustarán a un procedimiento de consulta pública, que deberá ser transparente, en los términos y condiciones que determine la ley”, algo que no ocurrió.

Tampoco acataron el artículo 96, párrafo sexto, de la Constitución Política del Estado, que va en el mismo sentido que el precepto federal.

Por eso desde la semana pasada se multiplicaron las voces que rechazan el proceso que realiza el Congreso ya que todo indica que los aspirantes incumplen los requisitos constitucionales de elegibilidad, pues sus postulaciones no emergieron de organizaciones de la sociedad civil.

A las dudas se agrega el ruido generado por la inclusión de Alma Inés Zamora en la lista de candidatos al cargo de ombudsman, pues es hermana del presidente de la Comisión Permanente y miembro de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, el diputado Roberto.

Aunque el legislador se excusó del proceso, en los hechos dudamos que no vaya a meter las manos. El año pasado en este espacio ya habíamos adelantado que a Zamora le interesaba que su pariente ocupara el cargo, trascendido que -en su momento- le causó enojo e “indignación”.

Con todo lo anterior, ¿cómo no dudar del proceso?

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