A la Verónica: ¿De qué están hechos los toreros?
24 de mayo - 2015

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¿De qué estarán hechos los toreros, que tienen la capacidad de sobreponerse a las más graves adversidades que conlleva la fiesta de toros?

Seguramente esa pregunta se la ha hecho más de un aficionado que entiende y valora lo arriesgado de la profesión de matador de toros. No es para menos. En pleno siglo XXI, el torero representa uno de los últimos héroes verdaderos y humanos que nos quedan, no obstante de su condición mortal.

Cada tarde salen a jugarse la vida. Arriesgan para ganar, sobre todo aquellos que inician en la utopía de convertirse en figura de la fiesta brava, los que torean las corridas duras, y no son los favoritos de los voraces empresarios que se valen de las figuras de aparador.

El caso más reciente es el del torero español Saúl Jiménez Fortes. Seguramente usted, escuchó, leyó u observó la noticia. Le dio la vuelta al mundo.

La tremenda cornada revivió la conciencia del peligro que conlleva vestirse de luces y enfrentar a una mole de 500 kilogramos, al menos en España.

El cuerno del toro le atravesó el cuello y salió por la mejilla izquierda en una cornada de precisión cirujana pues no tocó la yugular. La escena fue de espanto, terrible.

Lo increíble vino después. El tipo, en medio del percance y la “mortal” cornada, se levantó, y ya en la enfermería pidió salir a dar muerte al toro que no sólo le atravesó el rostro, sino el alma entera.

En instantes crecieron las posturas en redes sociales. Las hubo desde las más inteligentes, hasta las más imbéciles que un ser humano puede imaginar.

Es increíble como los grupos denominados antitaurinos han hecho gala de su estupidez haciendo comentarios a la ligera y deseando la muerte a un ser humano. ¿Qué se podía esperar?

Son esos acontecimientos los que provocan que en los verdaderos aficionados reviva su entusiasmo y emoción por la fiesta de toros. El peligro siempre es latente al enfrentar a un toro con edad, de esos que no quieren ver las figuras ni en unos tacos de un puesto banquetero.

Estos toreros tienen que tragar leña y someterse a las condiciones de la empresa. Sobre todo, pagar el precio de caminar en el empedrado sendero de la carrera taurina.

Ciertamente pocos son los que pueden subirse a los cuernos de la luna, pero aquellos que lo logran, se instalan en un sitio de privilegio que les da la afición. ¿Jiménez Fortes se convertirá en el nuevo consentido de la afición? Recordemos el caso de Juan José Padilla. Al tiempo.

Como Jiménez Fortes, hay centenar de toreros que prácticamente han estado a un paso de salir con los pies por delante de una plaza de toros, pero esa extraña materia de la que están hechos, les permite resucitar en segundos o en minutos.