A la Verónica: Toristas o Toreristas
19 de abril - 2015

gerardo_toros

Hace unos días fui protagonista de un hecho curioso pero a la vez muy cotidiano dentro de los círculos taurinos.

Resulta que hablábamos de un cartel te toros. Se presentaba la ganadería de Piedras Negras en Texcoco. Mi pecado fue preguntar quién toreaba el encierro tlaxcalteca.

De inmediato una aficionada lamentó mi pregunta y criticó al público torerista, según ella.

Más allá de hablar o definir términos como torista o torerista, que si estamos a favor del toro o del torero, considero que cada aficionado vive la fiesta de manera muy distinta a como la goza o sufre un compañero en la barrera, en el tendido o en el departamento general.

Todo es un complemento en la fiesta de toros. Sobre todo, si se trata de un aficionado sensible que acude lo mismo por un hierro ganadero, que por un cartel de postín.

¿Cuántas veces hemos visto toros de verdad con toreros que no les pueden? O por el contrario, toros que no van con el arte torero de ciertos coletas, lo más común.

Me pregunto si acaso, aquellos aficionados que defienden el toro encima del cartel, dejan de ir a los toros cada vez que anuncian a ganaderías que no satisfacen sus gustos.

Cosa aparte, y de paso decirlo, lo más correcto al acudir a una tarde de toros, en primerísimo lugar, es juzgar el comportamiento del toro, tanto de salida como durante el resto de la faena.

Llegar a los extremos de cuestionar a los aficionados que juzgan y evalúan un cartel con base en el encierro y los toreros, no abonan nada a la fiesta, sobre todo cuando los festejos sufren ataques constantes por cualquier flanco.

Dicen que en gustos se rompen géneros, lo importante es hacer afición.

Desafortunadamente en una época en la que se atraviesa una severa crisis de ganaderías con el toro íntegro, con la edad y trapío para ser lidiados en las plazas de primera, la exigencia resulta inútil cuando observamos, como aficionados y periodistas, que en torno a la fiesta se vive una serie de corruptelas en las que sólo unos cuantos viven los privilegios de ésta, burlándose del aficionado.

Ir a una tarde de toros y escuchar que el tendido proteste al menos un toro, ya no es extraño. La fiesta quizás vive uno de sus peores momentos, sin embargo, el aficionado tiene el pleno derecho de exigir el toro íntegro, desafortunadamente, poco se puede hacer contra las mafias que controlan la fiesta, desde empresarios, autoridades, ganaderos y hasta los mismos toreros.