Desabasto de gasolina y diésel en Tlaxcala
20 de enero - 2015

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Senadora Adriana Dávila Fernández

Con el inicio de 2015 y derivado de la falta de refinerías, además de las tomas clandestinas detectadas en los ductos de PEMEX, los tlaxcaltecas comenzamos a padecer el desabasto de gasolina y diésel.

La situación es alarmante porque desde hace 3 semanas el problema se agudizo; las estaciones de servicio de varios municipios no suministraron a nadie, incluidas las ambulancias y patrullas, este problema se califica de inédito y preocupante; al margen de que la Ley de Seguridad Nacional en su artículo noveno establece las amenazas a la seguridad nacional, mismas que se refieren a la destrucción o inhabilitación de la estructura de carácter estratégico o indispensable para la provisión de bienes y servicios.

El simple hecho de robar combustible interrumpe el abasto para los tlaxcaltecas, pero además se pone en riesgo la seguridad en la entidad.

Ante todo este escenario surgen preguntas: ¿A dónde se deposita el combustible extraído de manera ilegal? ¿Quién lo compra? ¿Quién tiene la capacidad para guardar miles de litros? ¿Nadie sabe?

Estas y otras interrogantes tienen una respuesta puntual e inequívoca que están ligadas al crimen organizado y altamente probable a la aceptación de algunas autoridades responsables de vigilar y garantizar el suministro de gasolina.

Los representantes de la Asociación de Gasolineros Unidos de los Estados de Puebla y Tlaxcala (Aguept), informaron en su momento que la delincuencia organizada tiene diversos puntos de intervención de los poliductos, con lo cual se extraen –de manera ilícita- millones de litros de gasolina.

Es por eso que baja la presión en la terminal de Puebla que es de donde abastecen a nuestra entidad.

No dejo de reconocer el esfuerzo de la Asociación de Gasolineros para atender la emergencia, porque han viajado a distintos puntos del país para obtener el combustible, pero que resulta insuficiente.

Lo que no es entendible es la negligencia de las autoridades federales y estatales para prevenir y erradicar a tiempo el conflicto que afecta a los Estados de Puebla y Tlaxcala, a pesar de que se han presentado las denuncias correspondientes desde hace años para que sean vigilados los 460 kilómetros de poliductos, no hay voluntad para resolver esta alarmante situación.

A esto se puede agregar la falta de refinerías en México, de ahí que en breve se comenzará a importar gasolina de los Estados Unidos.

No sólo enfrentamos el problema de los precios del petróleo que han disminuido de manera considerable (menos de 40 dólares por barril), sino el procesamiento eficiente de sus derivados (gasolina y diesel), además de la baja en la producción nacional del llamado oro negro.

La mitad de los combustibles que vende PEMEX proviene de Texas, con costos inferiores a los que se oferta al público, lo cual indica que las ganancias del Gobierno Federal se han incrementado, según estimaciones de BANAMEX estas ganancias serán superiores a los 4 mil 200 millones de dólares.

Resulta contradictorio, el hecho de contar con precios más bajos del petróleo y el incremento del costo de las gasolinas, magna, premium y diésel.

La reforma fiscal no ha sido eficiente para impulsar el aparato productivo; no se han generado empleos suficientes y hay notoria deficiencia en los servicios públicos.

Eso sí, contamos con un gobierno más rico que ha decidido incrementar los niveles de endeudamiento, mientras la población en situación de pobreza crece sin que se tomen las medidas adecuadas para evitarlo.

No omito mencionar que con la caída de los precios del petróleo los ingresos serán menores para el Gobierno Federal; es evidente el choque entre el menor acopio de dólares por la venta petrolera y el gasto del sector público.

Ahora ¿Quién va a pagar el desequilibrio presupuestal?, para comenzar los contribuyentes, a través de impuestos y de los ineludibles recortes del gasto público.

En estos momentos de volatilidad económica, el financiamiento de los gobiernos demanda eficiencia en el gasto, transparencia en el ejercicio y rendición de cuentas sobre los resultados alcanzados.

Las y los ciudadanos debemos ser participativos de manera responsable, para atender los graves y apremiantes problemas de nuestro Estado; ser activamente propositivos para encontrar respuestas de beneficio común y ser vigilantes de los programas y proyectos que emprendan las autoridades.

En una democracia el ejercicio del poder requiere de la entusiasta participación de todas y todos, con diálogo tolerante hacia las distintas visiones para tomar las decisiones adecuadas, sin violentar o lastimar la libertad ni los derechos humanos.

En este año electoral debemos de valorar si se atendieron las demandas sociales y se cumplieron los compromisos de campaña, sólo así habrá elementos para determinar qué opción política amerita la confianza del personalísimo sufragio electoral.

Elevar la calidad de vida de los adultos mayores

El aumento en los precios de los energéticos, así como de los artículos de primera necesidad, han lastimado la economía familiar de los mexicanos, en particular de las mujeres y hombres de la tercera edad; ellos transmiten experiencia y conocimiento a las nuevas generaciones, por eso, es necesario que vivan en mejores condiciones.

Desde el Senado de la República me he propuesto trabajar para mejorar la calidad de vida de los tlaxcaltecas, a través de campañas de asistencia social en oftalmología (estudios y entrega de lentes), mastografías, para dar seguimiento a la salud de nuestros adultos mayores, en distintos municipios de Tlaxcala, entre ellos: Tlaltelulco, Teolocholco, Nanacamilpa, San Pablo del Monte, Altzayanca, Contla, Cuapiaxtla y el pasado domingo, en Xaloztoc, adicionalmente se trabaja en leyes que protejan y beneficien a los sectores vulnerables.