La voluntad de El Conde
18 de enero - 2015

gerardo_toros

El domingo pasado en la Monumental Plaza México se presentó un cartel discreto en el que la voluntad del torero jalisciense Alfredo Ríos El Conde atrajo a la afición.

Si bien los toros no ayudaron para el lucimiento de este torero, su valentía y los pases deletreados que logró sacar con el toro Toño Torrecillas que le tocó en primer término fueron coreados por la asamblea reunida.

Debo aceptar que no había visto torear a Alfredo Ríos, pero como aficionado le reconocí la personalidad y afición de la que pocos toreros pueden presumir.

Se quedaba en el sitio, en momentos relucía la falta de corridas toreadas, pero el tipo sabe lo que hace frente a los toros.

En su afán de conseguir el triunfo que quizás se le fue con su primer toro, El Conde acudió al socorrido recurso del toro de regalo en La Plaza México.

Fue el toro Consentido de La Punta marcado con el número 40, el que le hizo la mala jugada al torero de Jalisco.

El Conde compartió cartel con Pedro Gutiérrez y Jorge Sotelo, quienes tuvieron una actuación discreta.

Apenas agarró la muleta y se fue a la cara del toro. Iniciaba el trasteo, justo en el momento de cargar la suerte en un despacioso remate de pecho con la mano izquierda. Y vino el percance.

El toro vio luz y lo prendió de fea forma. Después de bailarle un jarabe tapatío, el toro lo dejó sin una zapatilla y justo cuando el matador intentó pararse, la bestia lo prendió con el testuz y lo arrojó a la arena nuevamente.

El tabaco fue serio. El saldo final fue una cornada en la parte posterior del muslo izquierdo.

No obstante el percance, Alfredo Ríos gustó a la poca afición reunida en el coso capitalino. Es de esos toreros que uno quisiera ver con toros bravos y acordes para el lucimiento de su toreo.

Pero como pasa en esta fiesta de toros, El Conde no cuenta con gran cartel ante la falta de publicidad como quizás la tienen otros toreros sin tanta afición. Desafortunadamente las pocas tardes hacen que estos buenos toreros en unos años se queden en el olvido.

Al final de la corrida y con la taleguilla rota, Alfredo Ríos se retiró por su propio pie a la enfermería, discreto y sin faramallas. Una estampa de torero antiguo.