Por Jorge Alfredo Montes de Oca

Para nadie en Tlaxcala es desconocida la prepotencia con la que se conduce la Senadora Plurinominal Panista Adriana Dávila Fernández. 

La ex candidata al gobierno del estado “Que Rompe Barreras” es intolerante a la crítica y a las opiniones que no le son favorables.

Adolorida por la estrepitosa derrota ante el PRI, a pesar de contar en ese entonces con el apoyo total del gobierno federal, el estatal, los delegados federales, la UAT, el congreso local y legisladores federales, pensó que la presidencia de la comisión contra la trata de personas sería el trampolín perfecto para buscar nuevamente la candidatura al gobierno del estado en su natal Tlaxcala en donde el fenómeno se presenta desde hace lustros.

La Senadora nunca calculó que a diferencia de su correligionario Panista el ex gobernador Héctor Ortiz Ortìz, el actual Gobernador Mariano González Zarur no solo aceptaría la existencia del problema sino que lo enfrentaría con la fuerza del estado al grado de lograr sentencias condenatorias contra lenones y obtener el reconocimiento de organizaciones nacionales e internacionales y de auténticos luchadores sociales expertos en el tema.

La Señora Rosy Orozco es conocida dentro y fuera de México como una activista con solvencia moral y amplios conocimientos en el tema de la trata. Su pecado ha sido señalar las debilidades de la ley que impulsó Adriana Dávila contra el fenómeno de la trata porque beneficia a los tratantes y no ayuda a las víctimas. Y eso ha levantado muchas sospechas; al grado que la cámara de diputados regresará la ley al Senado con diversas observaciones lo que representa entonces que Rosy Orozco no está equivocada.

Fiel a su estilo, la Senadora Dávila buscó los reflectores de la prensa nacional y local para “defenderse” de las “injurias y calumnias” de la Sra. Rosy Orozco.

Ahora resulta que hay que tener cuidado de no importunar a la Senadora con alguna opinión que no sea de su agrado porque con recursos y la fuerza del senado compra inserciones de planas completas para intimidar a quienes se atreven a cuestionar su trabajo.

¿A donde iría a dar el Senado de la República o la Cámara de diputados si a todo legislador que le incomoda la opinión de alguien lo exhibiera en planas de periódicos?

¿Se imagina al Presidente de la República, a los Gobernadores o a cualquier Presidente municipal publicando inserciones para “desmentir” opiniones desfavorables en su contra?

Sin duda, la intolerancia es señal de frustración.

MORRALLA

Lástima que el faro de la sabiduría, el insigne doitor en derecho, el coordinador de la bancada (de dos personas), el diputado plurinominal Serafín Ortiz Ortiz no mencionara en su multitudinario primer informe que su partido, el PAC sacó cero en transparencia de acuerdo a la CAIPTLAX…  ¡ CERO ¡