¡Vivan siempre alegres!
15 de diciembre - 2014

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Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

El tiempo de navidad es un tiempo marcado por el sentimiento de la alegría. El título del artículo es una de las tres recomendaciones que escribe San Pablo en su carta a los Tesalonicenses: 1. Vivan siempre alegres. 2. Hagan oración continuamente y 3. Den gracias en toda ocasión. Solo tomaré la primera de sus recomendaciones y lo haré porque en la liturgia cristiana nos encontramos a mitad del tiempo de Adviento y específicamente en el tercer domingo conocido como la “Domenica de gaudete”. “Gaudete” es un imperativo en la lengua latina que significaría la obligación de estar alegres “debes estar alegre” sería su traducción.

Estar alegre se convierte en una obligación aunque todos sabemos que ante las situaciones tan difíciles que vivimos no es fácil tener alegría. El Papa Francisco dice: “Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado, más allá de todo. Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores angustias”. Efectivamente las razones para vivir en la tristeza hoy parecen muy obvias, especialmente según muchos, se trata de una sociedad en la que el placer se ofrece y éste muy ligado a la posibilidad de consumir. Se vende la idea de que hoy todo se puede comprar y que cada uno tiene la posibilidad de ser feliz y estar alegres porque se pueden adquirir los satisfactores. Así que cuando la realidad nos muestra que no se puede tener todo aquello que se quiere o bien, se puede adquirir a costa de estar endrogado toda la vida, la depresión se convierte en el pan de cada día.

En la FIL en Guadalajara el Presidente de Uruguay José Mujica ofreció una conferencia digna de escucharse, en la que hablaba precisamente del consumo como uno de los grandes factores de infelicidad en nuestras sociedades. Él mismo como Jefe de Estado decía que lamentablemente las acciones de gobierno conscientemente favorecían la acumulación de capital en muy pocos y el empobrecimiento de muchos, sin embargo era algo inevitable y que la educación para el consumo tampoco se ha ofrecido. El Papa Francisco dice: “Puedo decir que los gozos más bellos y espontáneos que he visto en mis años de vida son los de personas muy pobres que tienen poco a qué aferrarse”.

La alegría no puede estar ligada al consumo, o la adquisición de todo lo que uno desea. La propuesta es diferente, afirma el Papa: “La propuesta es vivir en un nivel superior, pero no con menor intensidad: «La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. De hecho, los que más disfrutan de la vida son los que dejan la seguridad de la orilla y se apasionan en la misión de comunicar vida a los demás». Cuando la Iglesia convoca a la tarea evangelizadora, no hace más que indicar a los cristianos el verdadero dinamismo de la realización personal: «Aquí descubrimos otra ley profunda de la realidad: que la vida se alcanza y madura a medida que se la entrega para dar vida a los otros. Eso es en definitiva la misión». Por consiguiente, un evangelizador no debería tener permanentemente cara de funeral. Recobremos y acrecentemos el fervor, «la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas […] Y ojalá el mundo actual —que busca a veces con angustia, a veces con esperanza— pueda así recibir la Buena Nueva, no a través de evangelizadores tristes y desalentados, impacientes o ansiosos, sino a través de ministros del Evangelio, cuya vida irradia el fervor de quienes han recibido, ante todo en sí mismos, la alegría de Cristo».

Me impresiona la afirmación de “cara de funeral” porque efectivamente muchos vivimos con una angustia terrible y mostrando una insatisfacción por todo; no te gusta el clima, no te gusta el ambiente, no te gusta la navidad, no te gusta la convivencia, no te gusta nada. Entonces ¿Cómo y con qué podrías ser feliz? ¿Cómo vivir alegre? Y todavía más ¿Cómo vivir “siempre” alegre? Vaya dificultad. Nuestra sociedad ha creado satisfactores de placer pero no ha creado felicidad, por eso, el Papa afirma que enfrentamos muchas tentaciones y una de ellas es: “Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos, y recordar lo que el Señor dijo a san Pablo: «Te basta mi gracia, porque mi fuerza se manifiesta en la debilidad» (2 Co 12,9). El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria, que se lleva con una ternura combativa ante los embates del mal. El mal espíritu de la derrota es hermano de la tentación de separar antes de tiempo el trigo de la cizaña, producto de una desconfianza ansiosa y egocéntrica”.

Ante situaciones difíciles necesitamos volver a reafirmarnos en nuestra fe, la fe que nos enseña que aún hay cosas que hacer, aún tenemos razones para luchar y para seguir adelante. Vivir en la alegría siempre, se puede si es que no dejamos que la oscuridad venza a la luz, si en lugar de ver lo malo, vemos lo bueno y la navidad es precisamente vivir la experiencia de la luz que llega a nuestras vidas porque “el pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz”. Celebrar el nacimiento del niño Jesús es volver a celebrar la esperanza de que Dios está con nosotros y nunca nos abandona.

AMÉRICA Y YA

Felicitaciones a todos los americanistas por el título 12. Habrá demeritaciones pero habrá también reconocimientos, de hecho todo esto es parte del fútbol y al final lo importante es lo logrado y la entrega de cada jugador y miembro de la organización para llegar al objetivo que es ser campeón. Todos sabemos que quienes más sufren y gozan con el fútbol son los seguidores y hoy es tiempo de celebrar para todos los que nos decimos americanistas.