11 de noviembre - 2014
Por Fernando Tamayo
A poco más de un mes de haber desaparecido los 43 jóvenes normalistas de Ayotzinapa en el estado de Guerrero la crisis al interior del gobierno federal parece estar inmersa en un espiral interminable, sobre todo ahora, que en pleno fin de semana y tras el viaje del Presidente Peña a China, la inestabilidad social toca niveles insospechados.
En este sentido y tras darse a conocer por parte de la Procuraduría General de la República que de conformidad con los datos obtenidos se puede presumir que los desaparecidos, dentro de los cuales se encuentra un huamantleco, los jóvenes fueron asesinados, calcinados y arrojados al rio. De esta manera las reacciones, indignaciones y muestras de apoyo hacia los familiares se han multiplicado, no sólo en nuestro país sino que incluso han alcanzado otras latitudes del mundo.
Lo señalado por diversos medios de comunicación internacional resalta la falta de capacidad por parte de las autoridades mexicanas en la atención a los acontecimientos ocurridos en Guerrero así como también la falta de importancia al problema de violencia en el que se encuentra inmerso México. Así por ejemplo el diario británico The Economist refirió “El hecho de que las víctimas fueran jóvenes, sin ligas al crimen organizado y aun así fueran capturadas por la policía municipal y salvajemente entregadas a sus verdugos, ha dejado a muchas personas asqueadas ante el nivel de ilegalidad” añadiendo, en referencia al Presidente que “…su gobierno ha tratado de restar importancia a la violencia en México para destacar su potencial económico, una estrategia que ha fracasado trágicamente”
Sin embargo y en un artículo publicado en el portal del Diario español El País titulado México Bárbaro, Enrique Krause, hace un análisis de la circunstancia histórica, geográfica y cultural que envuelve a la Sierra guerrerense y a la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa. http://elpais.com/elpais/2014/11/09/opinion/1415563537_370456.html
En dicha publicación, el director de la Revista Letras Libres señala que la matanza de los jóvenes normalistas ha producido una indignación social sin precedentes desde lo ocurrido en Tlatelolco en 1968. De igual manera refiere las peculiaridades de un Estado donde el 70% de sus habitantes vive en la miseria y la tasa de homicidios es cuatro veces superior a la media nacional y cuyos antecedentes desde la conquista refieren a un territorio con inmensas peculiaridades que en su historia más moderna ha incluido como parte del andamiaje institucional un factor sumamente peligroso; el narcotráfico.
Asimismo resalta la complicidad y perversidad entre “autoridades” y delincuentes donde en muchos de los casos algunas son confundidas con las otras resaltando la falta de atención de los gobiernos locales, y federales a dichas sociedades delictivas.
Lo anterior nos obliga a la reflexión pues lo ocurrido en Iguala tal como lo refiere Krauze no es un hecho aislado, es el producto de décadas de una sociedad sumida en el rezago donde sus habitantes no encuentra otra vía más que la de la delincuencia organizada como forma de vida. Recordemos que Tlaxcala de manera similar a lo ocurrido en Guerrero sufre la intromisión de grupos delictivos a través de la trata de personas en distintas poblaciones del Estado. Hoy lo ocurrido en Iguala es resultado de la intromisión de lo ilegal en las instituciones. Cuidado.
Desde la barrera
Finalmente y como parte de las manifestaciones pacíficas que tienen como objetivo repudiar lo ocurrido en Ayotzinapa se ha organizado y convocado a través de redes sociales para el día de hoy realizar una expresión colectiva denominada “Luz para México”. Hoy más que nunca como mexicanos debemos a través de acciones no violentas expresarnos por un mejor país y mediante la participación ciudadana reconstruir el tejido social.
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