5 de noviembre - 2014
Entre mis corresponsales causó indignación algunos cánticos motivacionales utilizados por socorristas de la Cruz Roja de Tlaxcala. Y en otro tema, ayer nos despertamos con la mala noticia de un accidente fatal ocurrido a la altura del ITC en esta ciudad capital lo que obliga a revisar los protocolos de seguridad
Mr. Tlx
Entre mis corresponsales causó indignación algunos cánticos motivacionales utilizados por socorristas de la Cruz Roja de Tlaxcala.
Si bien no me considero mocho, en esta época en la que la defensa de los derechos humanos y el respeto a los sectores vulnerables se han convertido en una prioridad, las manifestaciones públicas en contra de mujeres, ancianos, niños y personas con preferencias sexuales distintas son severamente cuestionadas.
En domingo, mis corresponsales que decidieron ir a desayunar al centro de la ciudad de Tlaxcala se toparon con un contingente integrado por algo así como una decena de socorristas que marchaban a paso veloz como parte de su entrenamiento.
Su comandante gritaba a manera de canto militar una tonada así:
“…Cuando se muera mi suegra
que la entierren boca abajo
por si se quiere salir
que se vaya mas abajo
con los huesos de mi suegra
voy a hacer una escalera
pa´bajar a su tumba
y patear su calavera
con los pelos de mi suegra
voy a ser un estropajo
pa´tallarle a su hija
el ombligo y mas abajo”
Como era de esperarse, varios comensales y paseantes del zócalo mostraron su indignación al cántico, sobre todo porque se supone que la Cruz Roja es una institución identificada como humanista.
Dudo que exista mala intensión o maldad por parte de los socorristas, sin embargo para evitar opiniones encontradas o fomentar el odio –máxime en estos días donde crecientes sectores de la población se han pronunciado por la paz social- deberían modificar su repertorio para ejercitarse.
Y en otro tema, ayer nos despertamos con la mala noticia de un accidente fatal ocurrido a la altura del ITC en esta ciudad capital.
Un joven perdió el control de su automóvil y se impactó contra un poste, un inmueble y un camión recolector de basura del ayuntamiento.
Afortunadamente dos trabajadores de limpia la libraron, resultaron lesionados pero sus afectaciones no pusieron en riesgo su vida.
No así el conductor del carro que falleció ante el fuerte impacto de su unidad.
Lo anterior nos hace reflexionar en torno a los riesgos a los que se enfrentan a diario los trabajadores de limpia en todos los municipios y obliga a analizar los protocolos de seguridad para estos servidores públicos.
En algunas ocasiones los camiones recolectores carecen de señalética preventiva, de igual forma algunos empleados no tienen uniformes vistosos o con aplicaciones fluorescentes, en fin, en juego está la vida e integridad física de estas personas que se ganan la vida sirviendo a los demás.