San Miguel en el Milagro
29 de septiembre - 2014

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Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Esa pequeña población perteneciente al municipio de Nativitas, durante estos días está recibiendo a miles de peregrinos que en autos, en bicicletas, a pie, a caballo recorren kilómetros para hacerse presentes en ese santuario construido por interés y cooperación del hoy Beato Juan de Palafox y Mendoza que llegó como obispo de Tlaxcala en 1640 e hizo una grandísima labor en estas tierras.

Juan de Palafox y Mendoza conoció la narración de las apariciones de San Miguel. Según narra el P. Sergio Pérez párroco en el lugar: “La importancia y fervor hacia San Miguel en este lugar, se debe a su Gloriosa Aparición en el año 1631, como consta por documentos, testimonios e investigaciones históricas: El 25 de abril, en la fiesta de San Marcos Evangelista, durante la procesión en que cantaban las letanías mayores de los Santos, el indio Diego Lázaro de unos 17 años de edad y originario del pueblo de San Bernabé Capula, vecino y amigo de los Padres Franciscanos del Convento de Santa María Nativitas, contempló y escuchó la voz del Arcángel que le decía: “… Vengo a decirte que es voluntad de Dios y Mía, que digas a los vecinos de este pueblo y de su contorno, que en una quebrada que hacen dos cerros y es aquella que esta frente a este lugar, hallarán una fuente de agua milagrosa para todas las enfermedades, la cual está debajo de una peña muy grande, no dudes lo que te digo ni dejes de hacer lo que te mando”.

Diego Lázaro, sin duda quedó sorprendido y al mismo tiempo confundido, de tal manera que guardó silencio y fue en la víspera de la fiesta de San Miguel del 8 de mayo según el antiguo calendario, cuando experimentó la gracia de Dios al verse gravemente enfermo de  Cocolixtli (infección estomacal) y en estado agonizante se recupera milagrosamente, por intercesión del Arcángel. Desde entonces, Diego Lázaro comienza su labor entre las autoridades civiles y Eclesiásticas y dedica los últimos años de su vida al cuidado de la ermita y la atención a enfermos.

Consta por testimonios juramentados las tres apariciones de San Miguel, dándose la última el 13 de noviembre del mismo año cuando, al regreso de la Misa de fiesta en honor a San Diego, muy probablemente en el pueblo de Xocoyucan, cuando con la ayuda del Arcángel se descubre la fuente del Agua Santa, la cual hoy se encuentra a 14 metros de profundidad, por  el desmonte del cerro para la construcción del Santuario, bajo la iniciativa y dirección del Beato Obispo Don Juan de Palafox y Mendoza”.

Sigue narrando el P. Sergio: “Este Santuario se llama “Del Milagro” por haberse descubierto el agua curativa, la cual sigue manando en algunas temporadas y se agota en muchas ocasiones por largo tiempo. Sin embargo, para muchos fieles cristianos llegar a este Lugar Santo, donde puso su pie  San Miguel, pueden encontrar la Luz divina que destella el anuncio de la Palabra de Dios y la celebración de los Sacramentos, especialmente de la Eucaristía y la Reconciliación. Por eso hoy aunque no encontramos Agua Santa, Dios Nuestro Señor nos sigue ofreciendo ese rayo de luz divina en la eucaristía y la reconciliación, para iluminar los ojos del alma y del corazón de todo aquel que quiere renovar su vida y glorificar a Dios con obras buenas.

Nos ha tocado vivir en un mundo y en un tiempo extraordinario, pero al mismo tiempo amenazado por grandes peligros, por tal motivo cada vez es más urgente y necesaria la luz divina que nos haga descubrir con mayor claridad la voluntad de Dios y así vivir con mucha esperanza, seguros de contar con su intercesión. Con esto podemos comprender mejor el sentido y significado del nombre y misión del Arcángel San MIGUEL “QUIÉN COMO DIOS”.

Hoy queremos ofrecer y vivir con todos y con cada uno de los peregrinos la celebración digna, la celebración de los Sacramentos y recibir la gracia de Dios de una manera viva, consciente y fructuosa, que nos lleve a conocerle para amarlo en nuestra vida, alcanzando  así la verdadera felicidad, para renunciar al pecado y convertirnos permanentemente al Señor”.

Este lugar no está exento de mitos y leyendas. Hay gente que llega preguntando por el lugar donde  San Miguel tiene encarcelado al diablo y que según refieren lo deja salir solo el día 24 de agosto en la fiesta de San Bartolomé, por eso dicen que ese día “anda suelto el diablo”. No faltan los lugareños que señalan una cueva que está en la parte alta del cerro frente al santuario, como a dos minutos de la puerta, y que no ha sido explorada debido al peligro y dificultad que representa. Así que mejor la han protegido con una reja. Esto hace que crezca el mito de que ese lugar es precisamente la prisión del diablo. Pero hay quien dice que esa cueva lleva por un pasadizo hasta la pirámide de Cacaxtla que precisamente se encuentra frente al santuario a unos cientos de metros.

No falta tampoco quien asocie el guerrero águila que está en el mural de Cacaxtla con San Miguel por el estilo de guerrero emplumado uno y alado el otro y que tal vez había esa presencia prehispánica de San Miguel y que luego volvió a aparecerse en 1631.

Homero Adame dice que le contaron que: “Ahí donde está el pueblo de San Miguel del Milagro dicen que antes era pura barranca. Ahí dicen que existieron antes mucho las brujas y que chupaban mucho a los niños. El demonio también ahí estaba; él era el que les daba el poder a las brujas. Entonces una vez San Miguel se peleó con él y lo derrotó, lo corrió de este rumbo y el Diablo ya nunca regresó, y las brujas se acabaron. Ése fue otro de los milagros de San Miguel”. (Esta leyenda me la contó, dice Homero, la Sra. Dominga Riva, una vendedora ambulante, originaria de San Miguel Tenacatitla (tal vez lo correcto sea Xochitecatitla, población cercana a San Miguel), que tenía su puesto en la zona arqueológica de Xochitécatl).

Una señora de Huamantla después de ofrecer una conferencia sobre las apariciones de San Miguel en el mundo me contó: “desde niña me dijeron que al vidente se le aparecía el demonio y lo hacía sufrir mucho. Él invocó a San Miguel y se le apareció y le dio unos listones con los que cuando el diablo se le apareciera y quisiera hacerle daño, él podría amarrarlo. Los listones se convertirían en cadenas y el diablo no podría romperlas. Así lo hizo y tan pronto lanzó los listones, se le enredaron al diablo e inmediatamente San Miguel apareció y se lo llevó encadenado y lo llevó a una cueva en San Miguel, en donde lo tiene y solo un día, el 24 de agosto lo desencadena y le autoriza que salga a hacer destrozos y llevarse a quien pueda. Pasando el día lo vuelve a amarrar.