Recordando a Vasconcelos
28 de julio - 2014

ranulforojascolumna23

Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Tuve la oportunidad de leer un libro de Don Armando Fuentes Aguirre mejor conocido como CATÓN. Un personaje de letras y cultura originario de Saltillo, Coahuila que exalta su tierra sin olvidar su fundación tlaxcalteca. En repetidos escritos ha mencionado a Tlaxcala como “nuestros padres” y señalado toda la herencia que tiene su tierra saltillense de aquellos tlaxcaltecas que en 1591 fueron a colonizar esas agrestes tierras.

Catón, es muy conocido como columnista del Reforma en su  “de política y cosas peores” en las que de manera amena trata de “guiar a la República” en la persona de sus “cuatro lectores” –me considero uno de esos cuatro-. Su columna está ricamente amenizada por unos “chascarrillos” aderezados con un buen humor pero como gente de letras, sin caer en la vulgaridad en los temas frecuentemente sexuales que utiliza.  Además publica también su MIRADOR con reflexiones filosóficas de la vida y el espíritu humano. Don Armando Fuentes Aguirre, y le llamo Don porque se lo merece. Según quien lo ha escuchado en alguna conferencia –yo no he tenido esa fortuna, espero algún día Dios me conceda esa oportunidad- mencionan lo ameno y placentero que es como persona además de lo que se aprende de este gran señor. Catón también es escritor y entre uno de sus libros –él lo llama su libro más importante- se encuentra “La Guerra de Dios” –El conflicto cristero- que también llama “la otra historia de México”. Un libro que se disfruta y con su sello va llevando al lector, por los caminos del recuerdo, de los personajes, de episodios poco conocidos. En él dedica un espacio a un personaje de inicios del siglo pasado. “Don José Vasconcelos” que fue rector de la Universidad Autónoma de México. A él se le debe el lema de: “Por mi raza hablará el espíritu”. Fue también secretario de educación y ordenó la publicación de obras clásicas para que fuesen de acceso al público. Se le llamaron “los libros verdes” por el color de su pasta. En cuanto a lo político, por problemas ideológicos tuvo que salir de México y vivir un tiempo en Estados Unidos. Para la elección de 1929, le pidieron fuese candidato contra el aparato de gobierno que en aquel tiempo comenzaba, el PNR Partido Nacional Revolucionario,  lo que han llamado los historiadores “el abuelo del PRI”. La gente lo vio como alguien honesto y que podría cambiar mucho de lo malo que ya se vivía. Había comenzado el periodo que en la historia de México se conoce como “el Maximato” por la presencia de Plutarco Elías Calles como “Jefe Máximo de la Revolución Mexicana” hasta que al llegar a la presidencia el General Lázaro Cárdenas lo expulsa del País; vive en California y en 1941 el Presidente Ávila Camacho lo invita a regresar y muere en 1945.

En su recorrido como candidato Vasconcelos viajó por muchas ciudades logrando encender el ánimo de la gente y muy pronto alcanzó gran popularidad lo que hizo temer no solo al candidato oficial sino a todo el aparato dominado por Calles.

En su libro, Catón relata la presencia de José Vasconcelos en nuestras tierras tlaxcaltecas. Me agradó el que Catón pusiera un relato ligado a nuestro Estado, pero más el leer que el motivo es un discurso que pronuncia Vasconcelos en nuestras tierras y creo que por ello se convierte en histórico. Catón lo presenta integro y me parece que por la calidad del contenido y las reflexiones que pone, merece ser leído por las generaciones de nuestros tiempos, así que no dudé en compartir dicho discurso a través de este medio. Ojalá lo disfruten tanto como les aseguro lo hice yo: Estas palabras dijo Vasconcelos el 8 de junio de 1929, en Apizaco, Tlaxcala.

«Transitoria es la fortuna de todos estos traficantes, que ayer no más dejaron la mesa de juego y hablan ahora de moralidad. Enfermos están de la mente, y así la Providencia, primero, los ciega, les trastorna el seso; después, los envanece, y en seguida los pierde. La revolución debe anotar en sus listas negras a todos estos que andan con Ortiz Rubio. No son todo el gobierno, como ellos pretenden hacer creer. También en el gobierno hay hombres honrados. Con los hombres honrados, con los buenos revolucionarios del gobierno, con todos los que respeten el voto, estaremos nosotros; estaremos lealmente. Pero ellos, los otros, son, en realidad, contados; ved, si no, la mojiganga que pasean por los poblados donde ejercen mando; cientos de automóviles comprados con los dineros del tesoro; pobres peones de haciendas en que ellos son amos forman para verlos pasar.

Pero no agachéis las cabezas, campesinos humildes, no volváis el rostro cuando ellos pasen; miradlos bien, retened sus facciones: son unos cuantos gobernadores que saquean el tesoro local soñando en ministerios para mañana, son unos cuantos diputados a quienes habéis pagado para que legislen, no para que impongan caudillajes políticos. Y mientras tanto, y en seguida y con toda urgencia organizaos en partidos, venid a apretar las filas, las filas ya rebosantes de los hombres libres de México que se aprestan a ir a las elecciones sin esperar consigna, llevando ellos mismos en el corazón la consigna del pueblo. Yo os agradezco, gente de Apizaco gente de Tlaxcala

Os prometo purificar la revolución y consolidarle las conquistas legítimas. Yo os invito a seguir firmes, os invito a poner todo vuestro empeño en la campaña presente, que es campaña de salvamento nacional. De un lado, las ambiciones, la inmoralidad, el cinismo, la venta de los más caros intereses de la patria; del otro, nosotros, el pueblo entero, ansioso de prosperidad, ansioso de redención y, lo que es más, resuelto a salvarse, resuelto a redimirse, resuelto a imponerse. Levantad muy alto el grito de Tlaxcala, que ya no es, como antaño, grito de división de la raza, sino grito de solidaridad, grito de liberación».

Cada uno puede terminar haciendo sus propias reflexiones, a mí me ha servido para conocer mejor a dicho personaje y dedicar momentos de reflexión a su discurso. Me quedé pensando si dicho discurso ya es obsoleto o nos permite hacer reflexiones acerca de nuestros tiempos. Esto sin duda ya es tarea de cada lector.