El voto en el extranjero
30 de junio - 2014

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Por Fernando Tamayo

Tras culminar las aspiraciones y sueños de la Selección Nacional en el mundial de Brasil, la vida cotidiana continúa para gran parte de mexicanos, incluyendo los tlaxcaltecas. En ese sentido, el interés por el acontecer local incrementará de temperatura luego de que se dieron a conocer, al menos de manera mediática, las iniciativas de reforma y posturas de los distintos partidos políticos en relación a las modificaciones normativas de carácter electoral que tendrá que aprobar nuestro Estado para homologar las leyes locales con las federales.

De esta manera y después de haber analizado el contenido de la propuesta del Ejecutivo tlaxcalteca,  la cual ha sido validada en su totalidad por las bancadas del Revolucionario Institucional y del Verde Ecologista, toca referirnos a las propuestas o posturas presentadas por la “oposición”.

Particular atención merece lo planteado por el Partido Acción Nacional que a pesar de considerar como la iniciativa del Ejecutivo la reducción de legisladores locales, encuentra dos aspectos diferentes; el voto de los tlaxcaltecas que viven en el extranjero y la posibilidad de reelección en el caso de alcaldes.

Al respecto debemos señalar que, en caso de otorgar el derecho al sufragio para aquellos paisanos que viven en el extranjero, dicha iniciativa resulta, en términos prácticos, poco operante, principalmente por dos aspectos. El primero de ellos tiene que ver con el hecho de la falta de interés que existe de parte de los migrantes con los asuntos públicos que se suscitan en su lugar de origen, sobre todo si tomamos en cuenta que gran parte de ellos tienen que vivir en otro país gracias a que en su localidad no encontraron las condiciones necesarias de progreso; sin olvidar además que al no encontrarse dentro del territorio, tlaxcaltecas carecen a plenitud del conocimiento de las realidades que imperan al interior de nuestro Estado.

Asimismo, y como parte complementaria a dicha iniciativa, debemos señalar que el otorgar la posibilidad a los nacionales residentes en otro país de elegir a su gobernador resulta sumamente costosa ¿Se imagina, amigo lector, la cantidad de recursos públicos que tendría que gastarse para generar las condiciones necesarias para que cualquier tlaxcalteca que vive fuera de México pudiera elegir a su Gobernador?

Y es que si tomamos en cuenta lo vivido en las dos elecciones presidenciales pasadas, donde se contempla la posibilidad de que los mexicanos residentes en el extranjero puedan votar por algún candidato a Presidente de la República, el costo por cada voto otorgado es sumamente costoso. En el caso de la elección de 2006 el costo por cada voto fue superior a los 9 mil pesos y, aunque para 2010 fue aproximadamente de 4 mil 600 pesos, el valor de cada voto resulta alejado de las realidades económicas que vive Tlaxcala. Por lo anterior, en la actualidad ya se discute a nivel federal eliminar dicha posibilidad dado lo inviable que ha resultado el otorgar este derecho a aquellos mexicanos que viven fuera de nuestro país.

Finalmente, y en el caso de la reelección de Presidentes Municipales, debemos señalar que ésta debe corresponder de manera similar a la de legisladores, principalmente, por el hecho de constituir un mecanismo de coacción y de premio que permite a los Alcaldes de trabajar no en beneficio de los interés partidistas, particulares o de grupo sino de los intereses de sus gobernados, que dado el supuesto de la reelección se convertirían en términos teóricos y prácticos en sus verdaderos jefes.

Es decir, si los munícipes tienen como opción el hecho de convencer, mediante su trabajo a los electores para continuar en su encargo, tendrán la posibilidad de gozar de una certeza, al menos abstracta, de que su carrera política no tenga una fecha fatal. ¿Qué pasaría si los Presidentes Municipales se preocuparan más por tener un buen desempeño que por satisfacer intereses que les permitan saltar de un puesto político a otro? Eso de acuerdo a la experiencia internacional, sólo se logra mediante la posibilidad de ser reelecto, lo que no necesariamente implica que forzosamente todos de manera automática encontrarán la posibilidad de reelegirse, pues eso dependerá del voto de los ciudadanos.

Finalmente y dado que ha quedado atrás la discusión respecto a la fecha fatal para aprobar la Reforma Electoral, los distintos grupos parlamentarios al interior del Congreso Local deberán entender que tienen una posibilidad histórica de transformar la realidad estatal. Esperemos que entre ellos exista, en principio, el consenso necesario para entender que si lo que quieren es una Reforma Integral deberán en ese mismo sentido escuchar y analizar las distintas posturas de los agentes públicos. Al tiempo.

Desde la barrera

Brillante “ideóta” resultó la organización de un torneo de futbol por parte del adrianismo para disputar recursos públicos. Pese a que no es malo que existan políticas públicas para la activación física y la práctica del deporte, la medida resulta más mediática que planificada. No cabe duda que cuando se buscan reflectores cualquier acción pretende justificarse.

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