El sueño terminó
30 de junio - 2014

ranulforojascolumna23

Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Apenas recuperándome del shock de la derrota y con ello la eliminación. Tan cerca que estábamos y diez minutos antes de finalizar el juego todo se diluyó. Cierto que se trata de un juego de fútbol y que hay cosas mucho más importantes que ganar un partido a Holanda y avanzar a cuartos de final; y que para muchos debiera importar más lo que se está debatiendo en el Congreso con eso de los “agentes preponderantes” y de las leyes secundarias que afectarán a la telecomunicación. Seguro que todo eso y más, es de primer orden para un país como México pero también es cierto que a un país como México que sistemáticamente ha estado sufriendo por las decisiones políticas; que entiende poco  o casi nada lo que se está fraguando en las altas esferas del poder, ahí donde se deciden las políticas públicas; donde está el teje y maneje de lo que sucede en México; y que solo alcanzamos a ver mediante la labor del poder político. Para un México así, le hace falta el aliciente del triunfo y la victoria, del sentirse triunfador aunque sea en un juego de fútbol, de poder pelearle a las potencias en una cancha deportiva porque sabemos que en otras canchas no podemos competirles. Por eso es importante el fútbol pues dudo que lleguemos a la gasolinería y que veamos que mes a mes la gasolina baja –de hecho cada mes sube y parece no importarles a los grupos que debaten en el Congreso-; dudo que veamos el recibo de luz y que disminuya el costo de la energía eléctrica; dudo que al acercarnos a comprar un cilindro de gas o pidamos una recarga del tanque estacionario y nos digan que bajó un tanto por ciento y que mes a mes seguirá bajando. Como cosas de esas no sucederán, las seguiremos sufriendo y mientras tanto habrá que buscar distractores para calmar el estrés social y en eso el fútbol ha demostrado ser bueno.

El fútbol tiene una función social muy especial en el mundo y en México no es excepción, de hecho se trata de un catalizador que actúa como válvula en la olla de presión en que vive el pueblo. Algunos puristas dirán que se trata de “pan y circo” o solo “circo” porque ya no alcanza para pan. Pero no podrán negar que para la gran masa, -no necesariamente de pobres, sino de masa social- el fútbol especialmente cuando se trata de un mundial o cuando aparece la selección nacional, logra una transformación y tal como lo hemos vivido con este mundial, la gente anda de humor dependiendo los resultados de la selección. Todo el arsenal mediático nos preparó para vivir el mundial. Había que comprar la playera para “ponerse la verde” que si era original pues costaría un poco más de mil pesos; todos los negocios tenían su toque brasileño y las promociones, viajes y demás no se hicieron esperan, por cierto nunca he conocido a alguien que se gane una de esas promociones, no sé ustedes, pero eso de los viajes que ofrecen distintas marcas no sé qué tan reales sean –según el mexicano que se aventó del crucero era uno de ellos pero al tratarse del hijo de un procurador me da la espinita de la duda que sea real- pero bueno lo importante era estar conectado a Brasil. Ni se diga la venta de televisores y aparatos para poder seguir los partidos del mundial; los centros de recreación, restaurantes, cantinas, todos intentando sacarle provecho al mundial, así que esos días especialmente mientras México jugaba la reactivación de la economía era evidente pues al ponerse a ver el partido no podían faltar las botanas ni las bebidas.

El domingo que México jugaba contra Holanda buscando hacer historia, el movimiento en las calles era mínimo. Tenía misa en algunas comunidades y ya para la misa de 11 am la asistencia se redujo un 60% de lo acostumbrado y luego al salir de misa entre 11:50 y 12 horas andar por las calles de la ciudad era muy rápido respecto a los domingos normales. Todavía para la misa de una pm, ya decretada la eliminación la asistencia seguía siendo baja. La tristeza que había en mucha gente, mezcla de coraje, frustración y depresión provocó las lágrimas en muchos. Hay gente que no gusta mucho del fútbol y sin embargo se contagiaba de la tristeza colectiva, fue duro ver a niños llorando por su equipo nacional y mujeres que con tristeza y lágrimas en los ojos, trataban de explicarse qué había pasado. Es fácil culpar al arbitraje y a Robben por su supuesto clavado pero a fin de cuentas quedamos fuera.

El sueño comenzó a fraguarse después de ver el desempeño de la selección ante Camerún, pudimos golearlos si es que el juez de línea no hubiese sido tan malo. Lo importante es que se había comenzado con buen fútbol y ganando. Después con el juego contra Brasil el sueño creció. Se le había jugado a tú por tú y a pesar de que “nos apedrearon el rancho” la figura de Memo Ochoa se acrecentó y construyó una barrera infranqueable. El empate supo a triunfo, bastaba un empate ante Croacia para acceder a octavos. Los croatas abonaron el ambiente con sus declaraciones y calentaron el juego; en todo México creció la consigna de ganar o ganar. Había que demostrarle a esos croatas que ni son tan grandes como dicen y que “no nos tiemblan las piernitas”. Partido cerrado que al final supo a gloria al derrotarlos 3 a 0. La afrenta estaba cobrada. México se envalentonó y ahora si seguían los holandeses. La historia estaba por escribirse y lamentablemente concluyó con el final que ya nos sabemos en copas del mundo “no se pudo”.

Ahora vendrán las realidades. Casi nunca aprendemos, esperemos que por esta vez sí hayamos aprendido. Seguro hay más conciencia de las capacidades del futbolista mexicano, la mentalidad demostrada, espero que se valorará en los futboles más competitivos, es probable que veamos emigrar al fútbol europeo a más jóvenes triunfadores, eso elevará la calidad del fútbol mexicano. De parte de los dueños del balón es probable que sigan con sus mismas prácticas, o sea, que no reduzcan el número de extranjeros y que la calidad de los que llegan siga siendo muy mala pero que bloqueen a los jóvenes mexicanos. Es probable que los jóvenes que vienen de las ligas con límite de edad no tengan proyección ante el número creciente de naturalizados y extranjeros que pueblan los clubes. Seguramente que lo económico seguirá privando por encima de lo deportivo. Es probable que se siga inflando los sueldos de los jugadores y que prefieran jugar en México donde se está cómodo que intentar buscar elevar su nivel en ligas europeas aun cuando tuvieren que reducir sus ingresos económicos.

Es probable que los medios de comunicación sigan teniendo en el fútbol su arma para cautivar a consumidores y lo enaltezcan como si a quienes nos gusta el fútbol no tuviésemos conciencia crítica, como si no pudiésemos comparar lo que sucede en México y en otros futboles, como si estuviésemos con los ojos cerrados y viésemos la realidad de nuestro fútbol.

Mientras tanto, la gran masa, la que consume fútbol en las grandes ocasiones esperarán la Copa América o bien la Copa Mundial de Rusia de 2018 para seguir soñando y mientras, el pobre México, el de los sufrimientos, seguirá como Sísifo empujando la piedra hacia arriba tratando de luchar contra lo inexorable intentando llegar a la cumbre.