A ritmo de samba
9 de junio - 2014

ranulforojascolumna23

Pbro. Ranulfo Rojas Bretón

Está por comenzar le mundial de fútbol y seguro muchos estarán fastidiados de que todos hablemos de fútbol, con tantos problemas en el mundo y más cercanos los de México parece irreverente ponerse a hablar del mundial, además hay muchos que ya de por sí dedican sus plumas a escribir de este deporte que mueve masas en todo el mundo; pero por lo mismo, sería extraño no referirnos a Brasil. Será un mes intenso del 12 de junio al 13 de julio, y posiblemente no será la única ocasión que le dedique espacio, además de que es conocida mi pasión futbolera.

Lo que ha ocupado grandes espacios en los medios no precisamente especializados en fútbol son los cuestionamientos que se hacen en Brasil mismo en torno al evento; se señala que ha habido un despilfarro exagerado y una gran corrupción. ¿Cómo es posible que en un país que vive una crisis severa se den el lujo de gastarse millonadas en estadios de fútbol? Algunos incluso se están construyendo en ciudades muy pequeñas y con poca tradición futbolera, en un caso –Brasilia- ni equipo de fútbol profesional tiene; en otros no se justifica el tener un estadio tan grande y tan moderno para el tipo de afición y de equipos que se tienen. También se ha señalado que del presupuesto inicial de las construcciones se han disparado y las sumas son estratosféricas. En contra parte el desempleo está a la alza y las huelgas no se han hecho esperar. Brasil vive una convulsión en la que figuras de la talla de Ronaldo y de Romario hoy servidores públicos han estado señalando las graves fallas. En algunas construcciones ha habido desplomes y hasta muertes.

Es muy común y hasta esperado que el mundial se aproveche para las manifestaciones sociales; se cuenta con la presencia de medios de todo el mundo, así que  los líderes políticos no dejan pasar esta oportunidad para hacerse presentes y poner uno que otro jaque al gobierno. Así pasó en Grecia con las olimpiadas de Atenas e imposible olvidar las olimpiadas de México 68 con todo lo que alrededor hubo. Continuamente se pregunta en los medios si la pasión futbolera que existe en Brasil hará que se olviden por un mes los problemas económicos y sociales que vive el país y por unos días den rienda suelta a su pasión o aprovecharán el momento para hacerse sentir con más fuerza. No se puede olvidar lo que pasó en la Copa Confederaciones también celebrada en Brasil donde se tuvo el temor de suspender alguno de los partidos de fútbol debido a las manifestaciones y violencia en las calles. ¿Podrá la presidenta Dilma Rousseff operar políticamente para clamar a los líderes para que se tenga un mundial en paz?

Hay muchos que piensan que la estabilidad del país dependerá del avance del torneo pues si su selección gana en cada etapa, las cosas sociales estarán bien pero si sufre un descalabro, puede ser que la presión social vuelva a las calles. Obviamente Brasil es el principal favorito para ganar la copa y eso les puede ayudar al país. Por lo menos la confianza en esa posibilidad es alta. Sin embargo, hay también quienes opinan que aunque una minoría es la radical, no descartan las protestas permanentes durante los días del mundial. Ya hemos visto la huelga de trabajadores del Metro en Sao Paulo. Solo esperemos que no alteren la vida social y que no haya violencia para no deslucir la justa deportiva.

Otro de los detalles del mundial son las ausencias por lesión de varios jugadores claves en sus respectivas selecciones. Hay quienes  atribuyen lo que pasa a la presión y exigencia de los jugadores profesionales. Algunos, especialmente los que juegan en equipos estelares de las ligas europeas tienen que llevar hasta tres torneos y rendir en ellos a altísimo nivel pues la competencia es muy fuerte y no sólo por ganar sino porque el mercado continuamente se está renovando y el bajón deportivo de un jugador puede significar perder su puesto de titular y la posibilidad de ser remplazado y enviado a la banca; con ello la posibilidad de tener que emigrar a otro club de menos prestigio y por tanto con sueldo menor. Lo mismo pasa para ascender, se tiene que aprovechar la mínima oportunidad para hacerse del puesto y poder ser fichado por equipos de élite. La competencia interna en los clubes es muy fuerte y eso hace que el jugador esté sometido a una exigencia permanente tanto física como mental. Los torneos ya terminaron y el relajamiento es natural así que no es extraño que lleguen las lesiones y con ello decirle adiós al mundial. Cosa dolorosa en la vida del jugador porque el mundial también es escaparate y significa la posibilidad de un buen fichaje además de las jugosas percepciones que tienen los jugadores por concepto de primas, patrocinios, televisión, spots, etc., etc. Esto ha provocado que muchos jugadores lleguen tratados entre algodones y otros definitivamente se han perdido el mundial. Se puede hacer un equipo con todas los estrellas que han dejado el mundial y ese combinado sería candidato a ganar el título. Pensar por ejemplo en el portero español Víctor Valdez, en el francés Franck Ribéry, en el colombiano Radamel Falcao, el italiano Riccardo Montolivo, los alemanes Sami Khedira y Marco Reus, el belga Christian Benteke, el holandés Kevin Strootman, el inglés Theo Walcott, el australiano Robbie Kruse, los chilenos Matías Fernández y Humberto Suazo, el camerunés Pierre Webo, el croata Niko Kranjcar y hasta los mexicanos Juan Carlos “el negrito” Medina y Luis Montes. En fin, son más de veinte estrellas que ya se perdieron el mundial –un posible poderoso equipo-, algunos como Cristiano Ronaldo están entre algodones.

Tampoco ha pasado desapercibido el tinte político que se le ha dado a la selección mexicana. El episodio de abanderamiento en la residencia oficial en “los pinos” dejó de lado el aspecto estrictamente deportivo y se convirtió en un acto meramente político. Los seleccionados llegaron finamente vestidos por Ermenegildo Zegna cada seleccionado estaba vestido con más de 35 mil pesos, solo por señalar la nota que ofreció el diario Reforma, la corbata tiene un costo en el mercado de tres mil quinientos pesos, obvio comparado con los pants de otras selecciones que reciben el abanderamiento, la distancia es como de la tierra al sol. Pero se trata de la selección mexicana de fútbol, el producto más poderoso que tiene México, capaz de amalgamar voluntades y hacer que los días que enfrente a Camerún, a Brasil y a Croacia en país se semi paralice en espera de hacer explotar las gargantas y llenar las plazas con cada victoria que nuestros guerreros mexicas logren. Ya les prometió el presidente que se pondrá la corbata verde él y todo su gabinete para ser más mexicano; ya le fue a regalar al Papa Francisco también la playera verde, la de las esperanzas.

Mientras tanto  Miguel “el piojo” Herrera anda de divo ofreciendo entrevistas y posando para todos los medios incluidas sus propias “selfies”. Ya metió en esto a su mamá, a sus hijas, a todo mundo, a ver cómo termina su aventura brasileña. Así está comenzando Brasil, a ritmo de samba.