Caballeros
10 de abril - 2014

Dicen por ahí que en la política no hay enemigos, más bien contrincantes de ocasión, y eso lo demostraron el viernes pasado dos personajes apizaquenses que dieron ejemplo de caballerosidad. En contraparte, imagine cuál es el ambiente que se vive entre universitarios cuando sus directivos y maestros los alientan a confrontarse a golpes con policías

Mr. Tlx

Dicen por ahí que en la política no hay enemigos, más bien contrincantes de ocasión, y eso lo demostraron el viernes pasado dos personajes apizaquenses.

Ocurrió en el Centro de Convenciones de la capital del estado durante la segunda Muestra Gastronómica organizada por la Universidad del Valle de Tlaxcala.

Uno de mis corresponsales fue testigo de lo que ocurrió a la entrada del recinto. El presidente municipal de Apizaco, Jorge Luis Vázquez Rodríguez, y el ex candidato priísta a la alcaldía, Rafael Ortega, se toparon de frente.

Como era de esperarse, el coincidente encuentro provocó la inmediata multiplicación de curiosas miradas de los asistentes.

Pero contrario a lo que algunos esperarían, ambos se dieron la mano, compartieron sonrisas y se desearon mutuamente éxito en sus propias encomiendas.

Tras el cordial saludo cada quien siguió su camino, no hubo mayor comentario.

Ese gesto, el de la cordialidad, la caballerosidad y el deseo por triunfar en la encomienda de uno y otro es lo que espera la ciudadanía.

El destacado torero Rafael Ortega debe ser el principal interesado en que el alcalde panista ofrezca una administración de resultados, de beneficio para la ciudadanía, apostarle al fracaso sería tanto como –poniendo de ejemplo la tauromaquia- si le deseara a otro matador una herida mortal a cambio de ser el triunfador en una corrida.

Por el otro lado, la buena lid para Ortega por parte de Jorge Luis, es el reconocimiento a un candidato que no es político, pero que como ciudadano y figura nacional merece triunfar en la tarea que elija para mantener a su familia.

Mientras los principales protagonistas de las elecciones locales pasadas daban muestra de cordialidad, esta semana un grupo de priístas realizaron una manifestación exigiendo algo que es poco probable, yo diría imposible, magnas obras o cambios radicales en sólo 100 días de gobierno.

La clase política local requiere más muestras similares de cordialidad para contagiar a la población de buena vibra.

Las confrontaciones entre autoridades y representantes populares motivan la violencia en las bases de sus partidos pero también entre los ciudadanos que no encuentran respuestas a sus demandas.

Imagine cuál es el ambiente que se vive entre universitarios de la Autónoma de Tlaxcala cuando sus directivos y maestros los alientan a confrontarse a golpes con policías con tal de cumplir el capricho o el intereses empresarial de una familia.

Por cierto que lo más destacado de la mencionada muestra gastronómica fue el encuentro entre Vázquez y Ortega, así como la presencia del alcalde capitalino Adolfo Escobar.

El evento resultó poco atractivo, no generó mayor trascendencia en la agenda social de Tlaxcala, contrario a lo que realizan otras universidades como la Metropolitana que logra reunir a miles de personas en sus tradicionales paellas anuales.

Nos leemos después de semana santa, el próximo jueves atendemos la tradición religiosa.