Por Edgardo Cabrera

Con la novedad que el aún morenista Ramiro Vivanco Chedraui volvió a sus orígenes, recordemos su afinidad con el marianismo, periodo en el que nadó de muertito como delegado federal de la Semarnat en Tlaxcala.

Resulta que hace un par de semanas trató de propinar un golpe al interior del Congreso con el apoyo de la priísta Zonia Montiel Candaneda y la del Panal, Luz Guadalupe Mata.

Nos cuentan que vendió a ambas legisladoras la idea de hacer cambios y repartirse entre ellos algunas posiciones (según con apoyo de Morena). Se tratan de las presidencias de las Comisiones de Asuntos Municipales y la de Finanzas y Fiscalización, así como la coordinación de Morena. 

La cereza del pastel es el Comité de Administración, donde el señor Vivanco Chedraui quiere ser presidente.

Con dicho plan, el avecindado en la Angelópolis les dio cuerda a Zonia y Mata para citar a una reunión al actual presidente del Comité de Administración, Rafael Ortega. Durante varias horas, algo así como 5, el trío presionó al diputado apizaquense para que renunciara al cargo, apoyara a Ramiro para ser coordinador de la bancada de Morena y, posteriormente se hiciera de la chequera del Congreso.  

Durante ese lapso, la bancada de la 4T se enteró de la triquiñuela y le dio el espaldarazo a Ortega, dejando en ridículo y evidenciados al trío. 

Ahora, se sabe, la bancada Morena dejó aislado a Ramiro al considerarlo traidor, pero también, crece la sospecha de que su aún correligionario empezó a opera a favor de Mariano González Aguirre quien ha comenzado a cabildear en busca de la candidatura del PRI a la gubernatura.

Pero más allá de la grilla, resulta patético que Zonia, Mata y Vivanco estén muy activos en la disputa por posiciones al interior del Congreso, cuando su labor legislativa deja mucho que desear, es más, ¿qué han hecho?

A ZAPATAZOS

Pésima reacción tuvo el alcalde de Huamantla, Jorge Sánchez Jasso, al tratar de distraer a zapatazos a la opinión pública.

Asesorado seguramente por su esposa, la presidenta honorífica del DIF, Gabriela Escamilla Pérez, el martes dilapidó recursos públicos para regalar 4 mil pares de zapatos y 2 mil cobijas, y es que solamente ellos y su conciencia determinaron los criterios y mecanismos de entrega.

La “estrategia” consistía en abarrotar el centro del municipio y “blindar” con la propia gente la alcaldía ante el anuncio de protestas. Por otro lado, intentaron esquivar la atención de los huamantlecos en torno al juicio político que fue declarado como procedente, el mismo martes durante la sesión del Congreso.

El asunto es que Sánchez Jasso se metió en camisa de once varas, en primer lugar porque dentro del presupuesto no existe justificación para realizar dicho gasto estimado en más de medio millón de pesos, y eso seguramente será observado por el OFS.

Ahora bien, al momento de entregar los apoyos, de igual forma la administración municipal trasgredió la normatividad, de entrada, al justificar el beneficio simplemente con copia del acta de nacimiento.

Y mientras el alcalde convirtió la plaza principal de Huamantla en zapatería, en el Congreso el expediente elaborado por la comisión especial que conoció su caso y que será integrado al juicio político detalla una serie de presuntas tropelías detectadas por el Órgano de Fiscalización Superior, entre ellas contratos dudosos y el pago a sobreprecio de algunos conceptos, como lámparas de alumbrado público.

Ahora sólo restará que la comisión Instructora de Juicio Político concluya con el procedimiento y todo apunta a que la intención es suspenderlo del cargo por al menos 6 meses.