Transformación… a mi manera
7 de junio - 2019


Por José Luis Ahuactzin

Resulta que la cuarta transformación no ha llegado a Tlaxcala o, de plano, está en la entidad, pero ha sido malentendida porque ni la austeridad, ni la transparencia refleja una verdadera rendición de cuentas sea donde sea, sobre todo entre los servidores públicos que parece que aumentó la corrupción, los caprichos y las ambiciones.

En el poder Judicial del estado, la guerra entre magistrados, seis contra Héctor Maldonado Bonilla, ha pasado de ser sucia a suciedad.

Mire que utilizar a la madre de un menor para manifestarse el jueves por la mañana en el edificio del Tribunal Superior de Justicia del Estado contra el presidente, Héctor Maldonado Bonilla, se supo que fue una acción dirigida por quien se dice presidente, Mario Antonio de Jesús Jiménez Martínez.

La mujer que protestó, ahora se sabe que se trató de un golpe bajo de los seis magistrados hacia Maldonado Bonilla; pues fue utilizada para protestar, y omitir datos como el señalar el nombre del juez que incurre en dilación de la justicia; por lo que al salir el peine, es la juez nada más y nada menos que Juanita Munguía Herrera, ligada al grupo político de los seis inconformes, y envuelta en diversos escándalos mediáticos.

Sin importar quién sea el chivo expiatorio o quién será el que pague los platos rotos por el enfrentamiento, lo cierto es que la guerra de lodo que protagonizan los magistrados arreciará.

Y como este mal ejemplo de lo que no es la administración pública, sobran los actores y los escenarios que los coloca en un tablero de serpientes y escaleras.

PES Tlaxcala y su Garrido 

Y si esto ocurre en el poder Judicial, en los partidos políticos ha dejado más que claro que es el ser humano quien daña, insulta y hasta pisotea la ideología de una institución, cuando el verdadero causante del daño es el propio militante que por sus ambiciones hace y retuerce lo legal para asegurar su permanencia, pero en los presupuestos financieros.

En el Partido Encuentro Social Tlaxcala (PEST), las 15 asambleas ordinarias para concluir con la elección de delegados, fue hecha en un clima de oscuridad y opacidad pues de la noche a la mañana ya tienen a sus delegados.

Por lo que el diputado del PEST, José Luis Garrido Cruz se ha convertido -según él- en el mandamás del instituto al planchar las asambleas y demás procesos internos, pero en la realidad sólo es enfermedad de poder político porque pronto será desconocido por un grupo de militantes que están «hartos» de más de lo mismo: corrupción, tráfico de influencias, etc., etc., etc.

Estamos a 7 meses de la llegada de la 4T y constituirse como gobierno, en los hechos no han dado visos de una democracia interna, sino de un gran agandalle y ambición para no vivir fuera del presupuesto.