ALGO SE COCINA
23 de mayo - 2019

El característico rictus duro de la tlaxcalteca cambió, esbozó una sonrisa y el cordial saludo pareció la aprobación de la propuesta de quien ha estado presente en todas las tomas de decisiones para trazar la ruta de los que se sentarán en la silla más importante del estado

Por Edgardo Cabrera

Ocurrió hace unos cuantos días, en pleno cabildeo para la reforma educativa el director del canal Once, el ex gobernador tlaxcalteca Álvarez Lima llegó al Senado con instrucciones presidenciales precisas.

Su presencia causó sorpresa para algunos, más no para la cúpula que ahora domina la Cámara Alta del Congreso de la Unión.

El también senador con licencia entró como Pedro por su casa, ocupó lo que era su oficina y se reunió con legisladores claves de varios bloques, su cabildeo dio resultados y horas más tarde se concretó la aprobación de la reforma que se trabó al cierre del periodo ordinario de sesiones.

Llamó la atención que a esas reuniones privadas llegara su paisana, la priísta Beatriz Paredes Rangel, con quien la relación nunca fue buena desde aquellos tiempos en que ambos eran correligionarios pero con la diferencia de que Álvarez era el protegido del Salinismo y el innombrable no comulgaba con la entonces gobernadora y menos con sus planes sucesorios.

Pero el tiempo, la 4T y el tablero de cara a la sucesión por la gubernatura parece que curará todas las heridas, tan es así que en ese encuentro estuvieron fraternales, dejando ver señas y señales, propias de una época que parecía superada pero que hoy está más viva que nunca.

Y para muestra, a la salida los aguardaba el senador Joel Molina, en lo que pareció una suerte de presentación de la carta de Álvarez para la gubernatura, así como de quien ya es el alfil de un creciente bloque de morenos, así como de grupos y liderazgos de otros partidos.

El característico rictus duro de la tlaxcalteca cambió, esbozó una sonrisa y el cordial saludo pareció la aprobación de la propuesta de quien ha estado presente en todas las tomas de decisiones para trazar la ruta de los que se sentarán en la silla más importante del estado.

ROMPIMIENTO

Nos enteramos que el ex perredista Jorge Corichi se sumó a la larga lista de personajes que han roto con Lorena Cuéllar quien sigue alimentado esa mala fama de que no sabe cumplir acuerdos.

Nos cuentan que las diferencias del ex candidato a la alcaldía capitalina con la virreina no son distintas a las de otros personajes que han cuestionado la sinrazón de la funcionaria federal que se mantiene rodeada en la delegación del Bienestar por aquellos que la llevaron a la derrota en las elecciones por la gubernatura y varios busca chambas.

Y el rompimiento quedó evidenciado desde semanas atrás cuando llegó a Tlaxcala Alejandro Rojas Díaz Durán, senador suplente de Ricardo Monreal, quien arremetió en contra de la dirigencia nacional de Yeidckol Polevnsky.

Precisamente Corichi formó parte del grupo encargado de la organización de la visita del senador suplente quien anda en franco trabajo en busca de la presidencia de Morena.

A colación, recientemente Díaz Durán se pronunció por la renuncia de los funcionarios federales que manejen apoyos sociales y que aspiren a competir en las próximas elecciones, a efecto de tener piso parejo con el resto de los aspirantes, pero también para no repetir los abusos que se cometieron desde el poder por los partidos que ocuparon el gobierno federal.

El pronunciamiento fue repercutido por Corichi en Tlaxcala en una clara afrenta a Lorena Cuéllar, ya que de prosperar una iniciativa así dejaría fuera a la diputada federal con licencia considerando que el llamado de Díaz Durán es que esas renuncias se den 3 años antes de la elección. 

Ya veremos a dónde se inclina el ex perredista, aunque sólo hay de dos sopas en Morena, con la senadora Ana Lilia Rivera o con Joel Molina.