¿TEMOR FUNDADO?
23 de abril - 2019


Por Edgardo Cabrera

El SNTE y sus diferentes secciones en los estados pegaron el grito en el cielo, luego de que el gobierno de López Obrador ordenara transparentar la Nómina Educativa y Gastos de Operación (FONE), por medio del sitio web de la Secretaría de la Función Pública.

Junto con el resto de los servidores públicos federales, se supone que con sólo tener el nombre de cualquier burócrata se puede consultar el sueldo, la función que realiza, la dependencia y la entidad a la que está adscrito.

Sin embargo, el sistema presenta deficiencias ya que varios empleados, principalmente funcionarios de nuevo ingreso, no aparecen en el citado sitio web, es el caso del titular de Canal 11, José Antonio Álvarez Lima, o los directores impuestos por Lorena Cuéllar en la delegación del Bienestar, por citar la situación de Tlaxcala.

En cuanto al sindicato magisterial, argumentan que al transparentar las percepciones de los profesores se pone en riesgo su seguridad y con ello se convierten en presas fáciles para la delincuencia.

Lo más preocupados son los líderes sindicales quienes, por cierto, muchos no aparecen en la nómina educativa, como en el caso del dirigente de la sección 31 del SNTE, Demetrio Rivas Corona; o ex líderes como J. Carmen Corona y políticos en funciones quienes mantienen plazas congeladas en el sector, en tanto sacian ambiciones personales. 

El asunto es que para el presidente de la República la inseguridad parece no ser suficiente argumento para zafarse de la transparencia.

Y es que en los hechos para el nuevo gobierno los delincuentes pegan parejo, sin importarles que se conozca o no su ingreso económico, sino cómo explicar que lo mismo sean objeto de sus fechorías pequeños empresarios que comerciantes, o empleados.

Ante ello, quizá la mejor defensa que tendrían en realidad es la vulneración de sus datos personales, ya que de forma contradictoria los delincuentes gozan del derecho a mantener en secrecía nombres y rostros, pese a ser detenidos en flagrancia, e incluso después de ser juzgados y sentenciados.

NEGLIGENCIA 

Con todo y las campañas de prevención y concientización, la Malinche fue víctima de la negligencia de algunos paseantes que, ignorando las advertencias, hicieron fogatas el fin de semana y no las apagaron adecuadamente.

Uno de esos descuidos derivó en un impresionante incendio que consumió principalmente pastizales y cuyas llamas pudieron apreciarse desde varios puntos de la entidad causando indignación y alarma de la población.

Fueron necesarios más de 200 brigadistas municipales, estatales y federales para sofocar el fuego que inició desde la mañana del domingo y que se prolongó cerca del mediodía de este lunes.

La efectividad y capacidad de reacción de bomberos, Protección Civil, Conafor, policías, voluntarios y demás personal son de aplaudirse, pero preocupa que los visitantes a la montaña persistan en ignorar las advertencias. Cuando no son incendios, son extraviados, o tala clandestina, por lo que la estrategia quizá debe modificarse para redoblar rondines de seguridad, así como endurecer restricciones y sanciones.