PRUEBA DE FUEGO
22 de abril - 2019


Por Edgardo Cabrera

Lejos del protagonismo y de la utilización facciosa de los programa sociales federales, Joel Molina trabaja en la construcción de la estructura de Morena dándole su lugar a los liderazgos partidistas que fueron despreciados por la virreina.

Y es que a más tardar en agosto el partido en el gobierno nacional deberá renovar su dirigencia estatal y formalizar el establecimiento de representaciones municipales y distritales de cara a la elección del 2021.

Esa es la encomienda que a nivel central se le encargó al dirigente estatal y senador, quien trae el respaldo de Gonzalo López Beltrán, hijo del presidente Andrés Manuel, para construir candidaturas cien por ciento Morenas.

Si bien en un principio se veía como la mejor opción a la gubernatura a la coordinadora de programas sociales, Lorena Cuéllar, la realidad es que la también diputada federal con licencia se ha dedicado a dividir y generar enconos con todos, empezando por los militantes morenos a los que excluyó de puestos en la delegación del Bienestar y relegó en la toma de decisiones, algo que no ha gustado.

Pero no sólo eso, en su afán de competir por tercera ocasión por la gubernatura, ha embaucado a cientos de líderes municipales a los que ya prometió candidaturas a presidencias y diputaciones (hasta por quintuplicado) sin contar con el aval del Movimiento de Regeneración Nacional, de los dirigentes partidistas y menos del presidente de la república. 

Para rematar, impulsó la creación de un nuevo partido local, la PISS, cuyos propietarios, Evangelina y Bernardino, han puesto a su disposición para garantizarle que aparezca en las boletas en el 2021.

Lo anterior amplió la brecha con otros morenos tlaxcaltecas quienes han comprobado el talante traidor que siempre ha acompañado a la virreina en su carrera política.

BLOQUE 

Por ello no es extraño el ajedrez político que ha realizado un creciente bloque encabezado por los ex gobernadores José Antonio Álvarez Lima y Alfonso Sánchez Anaya, así como por los senadores Ana Lilia Rivera y Joel Molina, quienes ya tienen de su lado a la mayoría de los legisladores morenos locales, y hasta lorenistas desencantados como la diputada federal Claudia Pérez.    

Y es precisamente este grupo el que lleva camino avanzado para mantener el control de la dirigencia estatal, así como del resto de la estructura, y cerrarle el paso a personajes que pretende incrustar la súper delegada dentro del partido, entre ellos Daniel Herrera, Víctor Cánovas y César Carvajal.

De los resultados que se obtengan en la renovación de la dirigencia estatal dependerá, entre otras cosas, el crecimiento de las posibilidades de que los senadores Joel Molina o Ana Lilia Rivera se enfilen a la carrera por la sucesión.

Por lo pronto, Molina es quien lleva la mayor ventaja al evitar la confrontación y mantener un permanente diálogo al interior de su partido, pero también con otros actores políticos quienes le han abierto las puertas por su carácter de senador.