DE LA GUILLOTINA A LA CICATRIZ
11 de febrero - 2019

Por Edgardo Cabrera

El dirigente estatal del PRI, Roberto Lima Morales, reculó, ahora decidió frenar los procesos de expulsión y sanción en contra de aquellos militantes que los traicionaron durante el proceso electoral federal.

Recordemos que tras la vergonzosa derrota de julio del año pasado, cuando el tricolor no pudo siquiera ganar un distrito local, el de Chiautempan se envalentonó y declaró que emprendería la operación “guillotina” en contra de los “ingratos” compañeros de su partido.

Pasaron los meses y Lima se escondió, hizo lo que el avestruz, y ha evitado no solamente no declarar ante la prensa, sino que ha dejado sólo al gobernador, a los alcaldes y a su única diputada en el Congreso local.

Pese a los continuos embates de la mayoría Morena(algunos de ellos el presupuesto de egresos 2019, el voto a los de comunidad y la intentona por cortar los tiempos de fiscalización) el dirigente estatal del PRI se ha quedado callado.

Finalmente el domingo tras la visita de la Presidenta del Comité Ejecutivo Nacional, Claudia Ruiz Massieu, Robert dio la cara y solamente como un mero acto de compromiso político, porque en la realidad se le vio cabizbajo, con deficiente planeación y organización, tan es así que algunos militantes se fueron antes de arrancar el acto ya que fueron convocados desde las 9 am y el evento empezó cerca de las 13 horas.

Incluso, de todos los alcaldes tricolores, cuando mucho llegaron cinco.

CHIMOLTRUFIO

En los discursos, el líder estatal mostró incongruencias, ahora se aventó un cambio en su postura al asegurar que los procesos de expulsión fueron frenados y que emprenderá una operación cicatriz.

Pero… ¿cómo creerle ahora?, si en su primera declaración tras la debacle de su partido en lugar de llamar a la reconciliación hizo todo lo contrario.

Quizá lo que se esperaba en Tlaxcala era un acto de congruencia, tal y como ocurrió con René Juárez Cisneros quien renunció a la dirigencia nacional tras la derrota presidencial.

Aquí, al final del día, Roberto Lima es quien tenía el timón del barco y no supo cómo lograr en las urnas, al menos en la contienda por el Congreso local, un equilibrio para dejarle al gobernador una legislatura afín que lo acompañara en los últimos tres años de su administración.

APRIETOS

A colación del cónclave priísta, Claudia Ruiz Massieu mostró una diferencia discursiva con Marco Mena, con quien previó al acto con la militancia se reunió, con lo que el mandatario estatal dejó en claro la separación de los asuntos partidistas de los de gobierno.

Y es que aquí en la entidad al arrancar con el programa nacional “Voy al PRI”, enfocado al fortalecimiento del partido, la líder nacional arremetió en contra del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, al que calificó de “regresivo y autoritario”.

En contraste, recordemos, hace poco más de ocho días el gobernador Marco Mena aplaudió el gobierno del tabasqueño a quien incluso reconoció por su apertura para trabajar de manera coordinada con la administración estatal sin importar colores partidistas.

El mismo AMLO también se mostró de acuerdo con Marco Mena al que consideró un gobernador con el que se puede trabajar de manera coordinada y al que le ofreció seguir apoyando desde la federación.

Por ello no resulta extraño que el mandatario estatal haya decidido marcar distancia y no revolver lo partidista de lo de la administración pública.