La paja en el ojo ajeno
24 de enero - 2019

Por Mauricio Hernández Olaiz 

Estimado lector, no nos equivoquemos, no pongamos burdas etiquetas o pensemos que porque se critica a un grupo de políticos de tal o cuál color, signifique en automático, que representamos otros tintes, nada más alejado de la verdad.

Por supuesto no podemos estar en contra de la lucha contra la corrupción, de acabar de una buena vez con prácticas tan “mexicanísimas” como el tráfico de influencias, el nepotismo, la impunidad, por supuesto que apoyamos y abogamos a favor de la transparencia y la rendición de cuentas. Queremos instituciones fuertes, serias, sólidas, comprometidas.

En otras palabras apoyamos abiertamente aquella máxima López Obradorista de “no robar, no mentir, no traicionar”, claro que estamos de acuerdo. Pero cuando aquellos que enarbolan dicha bandera son los primeros en ensuciarla, escupirla y hasta dilapidarla, no podemos, ni debemos, quedarnos callados.

Durante cuantos años, en realidad más de los que quisiéramos, vimos a los gobiernos priistas y panistas hablarnos de la transformación de la nación, del amor por México, de la lucha contra todo aquello que nos evitaba un crecimiento real y sostenido. Mientras hablaban de bajar los precios de la gasolina la luz y el gas, por abajo del agua la estaban vendiendo; entre tantas otras cosas.

Por ello cuando un mesías tropical apareció en el horizonte asegurando una verdadera transformación, el hartazgo de la nación se convirtió en esperanza y lo hizo presidente, pero al votar por él también lo hicieron por una horda de políticos de todos los colores y sabores, la mayoría de ellos conocedores del viejo estilo podrido de gobernar, y que siguen amando.

Es por ello que el discurso de transformación sea una paradoja, porque se busca construir de la mano de quienes destruyeron, se busca transparentar de la mano de quienes oscurecieron, se busca erradicar la enfermedad de la mano de quienes la contagiaron.

Ejemplos hay de sobra. En el equipo del presidente hay cientos de personas que encajan al dedillo. Pero lo peor, es aquellos que tuvieron un pasado de otro tinte, pero que por una u otra razón no tuvieron la oportunidad de ascender en aquellos colores, se transformaron en Bolcheviques pero solo de ornato, pues mantuvieron vivas las practicas sucias que aprendieron en su verdadero hogar, con su verdadero partido.

Tristemente, el congreso del Estado de Tlaxcala es, tan solo, una pequeña muestra de a lo que me refiero. Con una mayoría Morena, además fortalecida con sus socios de coalición PT y PES, además ya aderezados con el oportunismo de los legisladores del PRD, la 63 legislatura local es el ejemplo vivo de las contradicciones de la cuarta transformación, y no lo digo nada más porque si, ejemplos hay y de sobra con tan solo unos pocos meses de trabajo.

Una de las directrices en las que más énfasis ha puesto el presidente es en la austeridad. “No puede haber gobierno rico con pueblo pobre”, el ejecutivo se redujo el salario, pero el congreso de Tlaxcala incremento la dieta de sus legisladores.

El presidente afirma que la libertad de prensa es parte del ejercicio democrático, el lleva a diario ruedas de prensa con cuestionamientos abiertos, el congreso local fija su posicionamiento y prohíbe preguntas de los medios, además los culpa abiertamente de sus hierros legislativos.

Peor aún, desde una cómoda posición cuestiona la falta de transparencia de los dos poderes alternos pero ellos no lo llevan a cabo, al momento más del 80% de los diputados no ha presentado su 3 de 3.

Acusa de corrupción y nepotismo al poder judicial, pero no se atreve a esclarecer el asunto de los aparentes moches y de la gran cantidad de familiares que tienen trabajando al interior del recinto.

En otras palabras, solo están pendientes de la paja en el ojo ajeno, y no de la viga en el propio. Al momento seguimos a la espera de que derriben los muros de la ignominia, esos que juraron acabar en campaña, pero que hoy les sirve para escapar de la presión del pueblo bueno.

Es por lo anterior que nuestras críticas al poder legislativo no cesan, no acaban, por la enorme incongruencia entre sus dichos y sus hechos, no porque sean morenos, no porque seamos prianistas, es tiempo de dejar las etiquetas, quitar las máscaras y dialogar oportunamente sobre las cosas buenas del gobierno, pero también de sus preocupantes contradicciones.

Lorena “Holmes” hace gran descubrimiento

La delegada estatal de Programas de Desarrollo del gobierno federal, Lorena Cuellar, se aventó la puntada de informar que en el programa de Prospera se detectó que en Tlaxcala hay personas empadronadas que no recibían los apoyos y otras, que no lo necesitaban por tener solvencia económica, sí.* Lo anterior gracias a que muchos “beneficiados” eran amigos o parientes de quienes coordinaban el programa.

La súper delegada confirmará la semana entrante su descubrimiento sobre la existencia del agua tibia y el hilo negro.

No se necesita ser súper delegado para saber que esto existía, que los programas eran carnada política, que eran usados a conveniencia, eso está hasta documentado y así ha sido por años.

Me preocupa que luego de casi dos meses al frente de las delegaciones federales, Cuéllar Cisneros, no solo no pueda terminar con el censo de programas de desarrollo social, pese a su falaz optimismo, sino que nos salga con estas declaraciones soeces, ridículas, en lugar de informar avances y mecanismos de desarrollo y mejora sobre estos y otros problemas que ya todos conocemos.

Sin duda como detective se nos muere de hambre, igual que como contadora.

Suena lógico el atraso cuando en la mente solo estás pensando la manera en como amarrar la candidatura al gobierno, pero yo le sugiero; como siempre lo hago y nunca agradece, que de buenas cuentas en las delegaciones, que las transforme, eficientice y modernice, con eso medio boleto a la silla estaría en su bolsa.

@olaizmau

  • http://www.lajornadadeoriente.com.mx/tlaxcala/personas-inscritas-a-prospera-no-recibian-el-apoyo-y-otras-no-lo-necesitaban-detectan/