Concluyen campañas… Inician desprestigios
15 de junio - 2018

Por José Luis Ahuactzin

Ya estamos a dos semanas para que concluyan las campañas electorales, pero a nada de que arrecien las descalificaciones, panfleteos, los desprestigios y hasta las acusaciones sin fundamento que pretenden posicionar lo que no pudieron en el periodo de las campañas.

Más que una estrategia son bajezas, marranadas y hasta suciedad de quienes pretenden no sólo dividir, sino de crear encono social con las campañas negras o de desprestigio.

Si bien, el sólo ingreso a la política o decirse político ya es mal visto, descalificado o degradado entre la sociedad por default, en nada abona con el descrédito y la difamación.

Es muy sencillo, quien conoce o sabe de la comisión de un delito o acción fuera de la ley, tiene el deber de denunciar; el no hacerlo es solapar, alcahuetear la ilegalidad hasta convertirse en cómplice.

Veamos, en el transcurso de esta semana por redes sociales no solo ventilaron en videograbaciones a los candidatos, sino que mostraron imágenes de familiares, menores de edad, y hasta de terceras personas que nada tienen que ver en la política.

Se trata de la candidata al Senado Anabel Alvarado Varela, de la alianza Todos por México, quien fue víctima de ese tipo de videos que laceran a la sociedad, causan agresión, pero presuponen desprestigio.

Otro de los candidatos a quien se le agredió fue a Humberto Macías Romero, del Frente por México, aspirante a diputado federal por el distrito I, de quien se desprestigio y la bajeza alcanzó a menores de edad.

Lo raro, pero al final hecho fue el panfleteo en el municipio de Chiautempan contra el candidato de la alianza Todos por México, por el distrito I, Mariano González Aguirre y su familia.

Casos como estos deberían ser investigados de manera oficiosa por las autoridades, sin la necesidad de una denuncia, puesto que son hechos que atentan no solo contra la integridad de los candidatos, sino que traspasa fronteras a niveles que exponen una violación flagrante de derechos humanos.

Lo cierto es que las mismas prácticas serán utilizadas una y otra vez, por la sencilla razón de desconfianza institucional, del político y la verdadera justicia.